domingo, 26 de abril de 2020

A MI HIJO JAIME EN SU TREINTA Y SEIS CUMPLEAÑOS

No sé cómo decirte, vida mía,
que este año no puedo
asistir a la cita ni llevarte
las flores más hermosas.
No lo vas a creer, pero esta vida
que dejaste hace tanto, mucho antes
de lo que toda lógica marcaba,
ya no es aquella vida que conoces.
El mundo está hecho añicos, la tristeza
y ese miedo a un futuro amenazante
de pobreza y de hambre
son los únicos reyes de la tierra.

A ver si soy capaz, cómo explicarte
a ti que siempre fuiste
la alegría hecha niño,
que estoy presa en mi casa,
que ya no corren niños por los parques
que la gente se mira con recelo
con la boca tapada por un paño
en las calles vacías,
que ahora solo hablamos a través
de una triste pantalla,
que hasta nos han robado los abrazos,
que han partido el amor en dos mitades,
que nos ha caído encima una nube negrísima
cargada de dolor, de incertidumbre.

No te vas a creer, cariño mío,
lo que nos ha pasado, tú que fuiste
la explosión de la vida y la sonrisa,
el motor de mis días más oscuros,
la mirada más pícara y más dulce,
no creerías jamás
que este mundo que te ibas a comer
de repente, mi amor, se ha derrumbado.

Y fíjate, mi vida, lo que voy a decirte
ahora que eres un hombre:
por vez primera en este tiempo eterno
−ya son veintiocho años
los que hace que te fuiste−
no quisiera tenerte aquí a mi lado,
Porque no quiero verte prisionero,
porque no quiero mutilar tus sueños
ni que nadie te robe de nuevo la niñez.

Porque te quiero libre para siempre,
feliz y sonriente, tal como te recuerdo.

viernes, 24 de abril de 2020

EL PARQUE

Veo el pequeño parque inaccesible
enmarcado detrás de mi ventana,
nadie pisa la hierba
que esta mañana brilla
bajo este sol prohibido;
han plantado petunias
rosas, blancas y azules.
Solo hay un par de perros,
libertad vigilada.
Y unos pájaros grandes
que parecen sacados
de aquel guión de Hitchcock.

Yo me tomo el café
muy despacio, sin prisas,
mientras dan en la radio
las cifras de la muerte,
las cifras del dolor y las del hambre
y pasa un autobús
repleto de fantasmas invisibles
guardando metro y medio de distancia.

De verdad que quisiera escribir otra cosa,
como que esto se acaba ya muy pronto
y volverá una hermosa madrugada
y esto será un mal sueño, una película
de terror que se olvida
con un trago de vino y un abrazo.
Que volverá la vida y la sonrisa,
y que otra vez podremos
soñar con el amor,
ese veneno dulce que nos salva.

domingo, 19 de abril de 2020

DESPERTAR

Entra en mi habitación, por las rendijas,
una luz suave, así como de plata,
y un silencio de sábado algo enfermo
solo roto por la conversación
que se traen entre manos los pájaros del parque
y algún ladrido de un perro afortunado.

Yo no miro la hora, no me importa,
quiero seguir aquí, envuelta entre las sábanas,
dejándome llevar por esta sensación de plenitud
que han traído a mi lecho tus palabras,
por esta ligereza que me invade,
soy igual que una hoja llevada por el viento
a ese tiempo que nos han robado,
a esa recta final de nuestras vidas
que este extraño enemigo
quiere arrancar de cuajo.

Ya ves qué tontería, de repente despierto
en un campo que huele a lavanda y tomillo,
pintado de colores de jaras y retama,
con mi perro bajo una lluvia fina,
limpiándome de miedos y negruras,
empapando mi cuerpo de esperanza,
abrazando a la vida de tu mano.

Hoy despierto curada de ese puño
que apretaba mi pecho hasta ayer mismo
y dejo a tu palabra recorrerme
igual que una caricia interminable.
Hoy despierto liviana como un papel en blanco
donde escribir amor más de mil de veces.

martes, 14 de abril de 2020

UNA PELÍCULA

He visto una película muy rara,
yo diría que casi surrealista, transcurría
en un planeta extraño cuyo nombre era Tierra,
donde había países y ciudades
con gentes por la calle,
gentes que caminaban a cara descubierta,
que hablaban entre ellos cuando iban
a la panadería y a comprar una cosa
que llamaban ”periódico”
y unos seres pequeños
jugaban en los parques, se reunían
en una escuela grande con pupitres,
allí aprendían cosas imposibles:
-matemáticas, lengua, geografía,
historia, democracia, justicia, convivencia-
de boca de una “profe” y no en una pantalla.

A esos seres absurdos les gustaba juntarse
en locales cerrados, a tomar un brebaje
del color del rubí o del oro fundido
y a reírse por nada, solo por estar juntos.

Y todo sucedía en un tiempo prehistórico
del que ya no hay memoria. Las personas
tenían la costumbre de abrazarse
-un peligroso gesto; es que vivían
al mismísimo borde del abismo-
y hasta los más osados acoplaban sus bocas
como si fueran moldes la una de la otra,
como si no pudieran despegarse,
enlazaban sus manos, se decían
algunos disparates increíbles
en un lenguaje antiguo:
se decían te quiero.

sábado, 11 de abril de 2020

APLAUSOS

Las ocho menos cinco
y ya empiezan a oírse los aplausos,
la gente tiene ganas de aplaudir
aunque se haya olvidado de por qué,
de si es por los que luchan en la primera línea
o porque se han creído eso de que son héroes
se aplauden a sí mismos
o simplemente buscan un señuelo,
cinco escasos minutos en que sienten
que no están absolutamente solos.

Saludan con la mano a esa mujer
que sale cada tarde a la ventana
de la casa que queda al otro lado
del parque y que parece
que tiene algún problema,
no se distingue bien qué le pasa en la mano
pero toca las palmas con dos platos
de barro o algo así. Después la policía
desfila por el pueblo con sus coches,
las sirenas gritando,
ellos también requieren su homenaje.

Un incierto ritual que cada tarde,
con los rojos brillantes de la puesta de sol,
celebra el simple hecho de estar vivos,
se olvida del dolor unos instantes,
se aferra a una esperanza de estadística,
a unas cifras sin nombre:
ayer solo murieron quinientas diez personas.
Esto va bien. Saldremos adelante.

domingo, 5 de abril de 2020

EL TSUNAMI

Has llegado arrasando como llega
un súbito huracán, como un tsunami
engulliste la vida de repente,
nos robaste la luz, la primavera,
las flores y los pájaros,
el romero, el olivo,
y las palmas de encaje del Domingo de Ramos.

Separaste de un tajo
los cuerpos de los jóvenes amantes,
abortaste sus besos antes de que sintieran
la húmeda dulzura de sus bocas,
y sin piedad cortaste el nudo de sus brazos.
Hoy sus rostros se buscan
detrás de una pantalla y se sonríen
comiéndose las lágrimas.

Pero en cambio reuniste a viva fuerza
un día tras de otro con sus noches
víctimas y verdugos
sin un respiro bajo el mismo techo,
los niños contemplando
el miedo desatado de sus madres,
los insultos, los gritos y los golpes.

Y tal vez no las mate tu veneno,
-se han quedado en su casa a buen recaudo-
antes las matará
la furia irracional de un malnacido
cuando busquen auxilio o compañía
y lloren a través de una pantalla
en un hombro virtual que las acoja.

Convertiste a los muertos en un número,
en fríos porcentajes sin adiós,
sin manos que enlazar,
tan solo una llamada de mañana:
“su familiar ha muerto a las tres y catorce.
Le avisarán, ya sabe, cuando pueda
recoger sus cenizas”.

jueves, 2 de abril de 2020

ALLEGRO VIVACE

Mirando este silencio de la calle
con Beethoven al fondo
me ha dado por pensar si no habrá sido
la tarde de aquel martes de vinos y de bromas,
de libros y de charlas,
y de contarnos cosas de los viejos amores
al calor de los bares y los besos,
si no puede haber sido aquella tarde
que hoy parece imposible,
nuestra última tarde de gozo y de ternura.

Y me agarra a traición y por la espalda
un miedo irracional, insoportable,
de que esta losa triste de silencio
que ha ocupado los parques
se lleve por delante lo poco que teníamos.

Se me ha vuelto insalvable la distancia,
la pequeña distancia de aquí mismo
y la inmensa que cubren los océanos
hasta la Costa Este americana.
¡Es todo tan incierto y tan oscuro!

Y me invade un dolor blando y grisáceo
como esa larga nube que pinta mi horizonte,
un allegro vivace que nunca fue tan triste,
unas voces de niños
jugando al otro lado del tabique.