viernes, 29 de enero de 2021

VIERNES

Es de noche y es viernes, según dice la radio
porque ya no distingo los viernes de los lunes,
el domingo se nota 
porque llaman a misa las campanas.

Es viernes, sin embargo
permanece cerrado el bar de enfrente,
el que antes se llamaba “BAR DER TROYA”;
se le han caído las letras del rótulo brillante
porque ya no arde nada,
ni los sensuales cuerpos caribeños
al son de sus bachatas y sus cumbias
ni la luz diminuta del triste cigarrillo
de un pobre fumador enamorado
que saliera a la puerta de la noche.

Mis hijos, preocupados, me aconsejan
-mámá, ni se te ocurra poner un pie en la calle
que está muy mal la cosa. Yo les digo -tranquilos,
que yo me quedo aquí, incontaminada,
limpia de cualquier polvo –¡más quisiera!-
limpia de cualquier beso
o de cualquier abrazo peligroso.

Tengo el armario lleno
de ropa que compré pensando en verte,
pensando en estar guapa en ese día
que íbamos a arañar un par de horas
a este invierno maldito que nos mata.

Pero aquí estoy, en chándal, 
contemplando la noche levemente borracha,
a salvo del peligro, 
a salvo de la vida y del amor. 
Me moriré perfectamente sana, 
segura y protegida,
nada más que de asco.

 

domingo, 24 de enero de 2021

¿POR QUÉ?

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo emocionado.

¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...
(César Vallejo)

Porque no somos nada y somos todo
porque vivimos solos cada uno
en el pequeño núcleo de lo nuestro
y creemos que amamos y que odiamos
sin saber casi nada los unos de los otros
ni apenas preguntarnos qué le angustia al de enfrente,
qué clase de dolor le mata cada noche,
por qué se esconde en risas engañosas
o en silencios graníticos
que a lo mejor estallan en sollozos
en el refugio de su soledad.

Y porque solo vemos el perfil que nos muestra
-irremediablemente fragmentario-
y no necesitamos más detalles para emitir un juicio,
no vaya a ser que pueda conmovernos
y ponga en entredicho la sentencia.

Declaramos que somos sus amigos
o nos decimos irreconciliables
por una irracional cuestión de piel
sin pensar ni un momento que vivir,
simplemente vivir un día más,
puede ser el empeño más difícil.

Porque nuestras miserias son lo más importante
que nada nos distraiga de lo nuestro,
que nada nos enturbie la mirada
para ver claramente nuestras penas
sin una concesión a las de otros.

Luego, como Vallejo, le hacemos una seña,
se acerca y le abrazamos, no sabemos
qué sacude su pecho de esa forma, 
casi casi parece que estuviera llorando. 

viernes, 8 de enero de 2021

NIEVE

 

Miro embobada cómo caen los copos
silenciosos y blancos
a la indiscreta luz de la farola
en una sucesión inacabable
que me embruja y me deja
sin voluntad ni afanes, igual que cuando miro
el crepitar del fuego. Es algo extraño,
una atracción fatal que me hipnotiza.

Solo veo tu nombre volando en cada copo
y te siento pegado a mi costado
contemplando las ramas que se visten 
de este frío tan cálido
mientras de vez en cuando nos besamos
y sonreímos sin decirnos nada.