martes, 15 de diciembre de 2020

A RAS DE TIERRA

 

Yo soy una mujer a ras de tierra, 
nadie busque en mis versos arcoíris, 
amapolas o lunas como témpanos.
 
Encontraréis personas 
que sufren y que aman y que mueren 
de soledad, que luchan cada día 
sin saber ni por qué, 
una supervivencia por instinto 
contra un mundo imposible; 
que se equivocan una vez tras otra, 
que tal vez sean felices un instante
tropezando con piedras parecidas, 
aun sabiendo seguro
que el cálido consuelo de otro cuerpo
es igual de fugaz que una perseida

Personas que resisten, resisten y resisten 
sin siquiera pensar por qué resisten 
a la muerte, al dolor, a la miseria, 
al hecho incuestionable de vivir 
contra cualquier pronóstico optimista. 

Es esa gente heroica sin saberlo
la que quiero contar en mis poemas.

AYER

 

Más tarde sólo vemos cómo se aleja un río 
que llamamos amor, en la distancia. 
(Manuel Conde) 
A veces adivino en otros labios 
el rastro de tus besos, viejas complicidades 
que vienen de otro tiempo
en el que yo no estaba. 

Y me asalta el recuerdo de mis noches 
-mis larguísimas noches de copas y guitarras 
y sapos cancioneros- cuando de amanecida, 
casi naciendo el día entre los montes, 
volvía a enamorarme para siempre. La boca 
se me quedaba seca de tabaco y canciones, 
y me bebía el agua de otra boca. 

Eran noches hermosas, parecía 
que nunca, nunca, fueran a acabarse 
 pero son de otro tiempo 
en el que tú no estabas.

Hoy quisiera mostrarte aquellos días 
y los santos lugares en los que fui feliz. 
Y haber estado en todas tus andanzas. 
Sin embargo nos hemos convertido 
en dos personas demasiado tristes. 
Solo nos regalamos el cansancio 
y este miedo a lo poco que nos queda.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

BAILE

 

Hay tardes que te olvidas
de que el mundo se hunde
y, sin salir de casa, un universo entero
se abre ante tus ojos
en un atardecer de rojos fascinantes.
Y Chavela te pone la mano donde sabe,
donde nacen las ansias de vivir
que ya creías muertas, Macorina.
Hay tardes en que bailas descalza diecinueve
días y muchas más
de quinientas mil noches
si se ponen a tiro de tus pasos
y descubres de pronto que estás viva,
que el pasado no existe y el futuro
tan negro que nos pintan
tan solo es un mal sueño.
Ya no te duele nada,
ya no tienes edad ni soledades,
solo existe el instante
de una mujer que baila.

viernes, 30 de octubre de 2020

LLANTO

En un mundo asolado por el miedo,
partido en mil pedazos, 
donde reina el dolor y la miseria, 
donde el hambre se extiende como aceite 
y se hace fuerte el odio 

cómo volver la vista a lo doméstico, 
a las pequeñas penas, antes insoportables, 
al abrazo imposible, 
cómo soñar un beso o deleitarse 
con los ojos cerrados 
en un recuerdo hermoso ya sin rostro ni nombre. 

Si ya no queda nada 
y las pasiones ciegas han mutado 
en un dulzor ambiguo sin fuego y sin aristas, 
una suave nostalgia resignada 
de lo que pudo ser si hubiera sido.

jueves, 15 de octubre de 2020

Y DE REPENTE UN DÍA


Y de repente un día despertamos 
con nuestro mundo vuelto boca abajo.
 
Esta vez nuestros ojos 
no iban a contemplar la primavera 
que fuera reventaba ajena a este desastre, 
mientras todos en casa, detrás de los cristales, 
mirábamos las calles desahuciadas, 
sin niños en los parques, sin viejos paseando, 
sin jóvenes riendo y amándose en lo oscuro. 

Hubo tres lunas llenas, brillantes y rojizas, 
colgadas en el cielo para nadie, 
−ya no escribían versos los poetas
ni se besaban los enamorados 
bajo su luz de plata− 
solo para los gatos callejeros 
que maullaban hambrientos 
ante el cierre de acero de los bares. 

Dejamos de mirar a los desheredados 
porque ahora nosotros –¡ay, nosotros!− 
debíamos pensar en lo perdido, 
en los días de vino y rosas de ayer mismo, 
lamernos las heridas y masturbar el miedo;
había mucha prisa en buscar un culpable
y comenzar a odiarnos con la cara tapada. 

Se hicieron infinitas las distancias, 
la tierra se volvió un campo de minas, 
no leíamos cuentos a los niños,
había que contar las cifras del espanto, 
comparar el montante con los otros países 
y, con un vergonzante regocijo, 
celebrar si sumaban 
unos pocos más muertos que nosotros. 

Nos hicimos peores de lo que éramos antes 
y eso que parecía difícil superarlo. 
Pero no cabe duda
de que todo lo puede el hombre blanco.

domingo, 4 de octubre de 2020

SE FUE TODO

Se fue todo, 
lo mismo que un suspiro 
dentro de un viento de nubes y tormenta. 
(Rodolfo Serrano) 

Ni un alma por el campo esta mañana 
radiante y silenciosa. Yo camino despacio, 
no hay prisa en este tiempo tan extraño 
y parece mentira que sea cierto 
todo eso que dicen que nos pasa. 

Nada me calma más que este rumor del campo, 
el silencio que rompen mis pisadas 
sobre las hojas secas, los sonidos 
de pájaros citándose en su idioma 
y ese el beso del aire 
que acaricia mi piel abandonada. 

 Al lado de mis pasos camina otra mujer 
que alguna vez fui yo, mirando hacia adelante, 
con prisas por comerse aquella vida 
que luego acabaría devorándola. 

Y lleva de la mano a una niña pequeña 
de largas trenzas negras 
con un esparadrapo en la rodilla, 
presagio de otros golpes que sería 
bastante más difícil cicatrizar. 

Voy pensando esas cosas sin ton ni son, 
de manera inconexa me asaltan las imágenes 
de mis vidas antiguas, 
me pasan por delante como dicen 
que ven su historia los agonizantes. 

Pero curiosamente 
ya no siento añoranza de otros tiempos, 
salvo del hijo, claro, del hijo y su sonrisa, 
del hijo y sus abrazos, del hijo siempre. 

El pasado cumplió su cometido 
de escultor del presente, 
como el viento modela hasta las rocas 
que antes eran tan duras. 

Y el futuro… el futuro era esto, 
pasear por los campos en otoño 
y dejar que me bese el sol y el viento, 
que esta dulce humedad, esta tibieza 
se extienda lentamente por mi pecho.

domingo, 27 de septiembre de 2020

TRANSPARENTE

Poco a poco me he vuelto transparente,

invisible, translúcida, intocable

como un ser asexuado, una medusa

que no puede rozarse por si abrasa.

 

Parece que mis labios de repente

se hubieran congelado, que mis manos

fueran bloques de piedra sin tacto y sin caricias,

sin dedos que enlazar, que mi cintura

ya no fuera el lugar donde posarse

las tuyas como pájaros sin rumbo.

 

Tal vez es que estoy muerta

y yo no me he enterado

de cuándo fallecí para tus ojos

y soy como un fantasma amigo tuyo

que a ratos te acompaña sin reproches

te escucha, te sonríe y se evapora

sin dejar ni una huella sobre el barro.

 

No sé dónde han quedado los días del deseo,

las noches de los sueños, imposibles,

pero sueños al fin, sueños de vida.

 

Será que nos queremos como hermanos.

viernes, 11 de septiembre de 2020

BANDERA BLANCA

Creo que si algún día, 
si algún día dejaras de dolerme, 
si nunca más volviera a recordarte, 
si desapareciera la sombra de tus manos, 
si no soñara más con tus abrazos 
ni escuchara tu voz en mis insomnios 
ni saliera a la calle pensando en encontrarte 
al doblar esa esquina por la que nunca pasas 
o al entrar a ese bar donde jamás entramos, 
si llegara ese día en el que no escuchara 
tus pasos junto a mí mientras camino 
ni sintiera tu mano en mi cintura, 
si llegara ese día en el que no esperara 
ver de nuevo tu nombre en el teléfono
ni tuviera presente tu existencia, 

si ese día, mi amor, por fin llegara 
sé que me haría vieja de repente, 
mis manos se pondrían temblorosas y torpes, 
perderían mis ojos el brillo que aún les queda 
y mis pasos se harían lentos y renqueantes, 
ya no me miraría en el espejo 
y quizá me dejara el pelo blanco; 
nunca me pintaría los labios rojo sangre, 
definitivamente perdería la guerra, 
esta batalla inútil contra todos mis años. 

Si ese día llegara alguna vez 
levantaría la bandera blanca, 
me rendiría al fin, sin condiciones.

martes, 25 de agosto de 2020

TU NOMBRE

Duele tu nombre como una úlcera abierta, 

como si me cayera en un lecho de ortigas, 
como si me apresara una planta carnívora, 
como si me tatuaran con un hierro candente, 
como si me partiera el corazón un rayo. 

Sin embargo lo busco sin descanso 

como una impenitente masoquista, 
como una drogadicta sin su dosis, 
como una alcoholizada en la ley seca, 
como una ludópata endeudada y sin suerte. 

Es tu nombre la gloria y la condena, 
es la herida y al mismo tiempo el bálsamo, 
es el sueño y también la pesadilla, 
es la felicidad y es la amargura. 

Tu nombre me asesina y me renace. 
Es la vida y la muerte entre sus letras. 

sábado, 22 de agosto de 2020

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA MUJER MAYOR

 

La ventana está abierta, entra por la mañana 
un fresquito agradable que apenas la despierta; 
todavía es temprano, para qué levantarse, 
no hay nadie que la espere. 
Y se abraza a la almohada por abrazarse a algo. 
Las ocho y veinticinco, la perra está impaciente, 
toca con la patita, la oye resoplar y se levanta.

El café bien cargado 
escuchando en la radio las noticias, 
solo hablan de desastres pero aun así la enciende
por romper el silencio de la casa. 
Un par de cigarrillos y se viste 
para salir al campo; le hace bien caminar, 
desentumece el cuerpo dolorido. 

A estas horas el campo es un remanso, 
hay una suave brisa que acaricia su rostro, 
están las moras negras y brillantes 
son bocados de infancia prendidos en las zarzas. 

Corretea la perra, se mete en los riachuelos, 
persigue lagartijas. La mujer 
trepa los terraplenes y se araña las piernas 
con los cardos resecos, 
arranca una ramita de menta o yerbabuena. 

Al cabo de dos horas vuelve a casa, 
un segundo café y otro cigarro, 
y ese silencio, dios, ese silencio. 
Y ese peso en el alma, ese vacío. 

Una ducha tratando de evitar el espejo, 
a esta edad no apetece contemplarse desnuda. 
Tendrá que ir a la compra, 
debería comprar algo de fruta, 
también se está acabando el pienso de la perra. 

 Al volver se prepara una cerveza fría 
-qué gusto cuando entra en la garganta- 
con algo de picar mientras escucha, 
esta vez en la tele, las desgracias del mundo. 

Para comer, los restos de la cena. 
Aún faltan unos días para cobrar el mes 
y la cuenta corriente está temblando. 
Luego se hace un ovillo en el sofá 
con la vaga esperanza de quedarse dormida. 

Se propone sin éxito escribir un poema 
porque el que se le ocurre es el mismo de siempre
y ya está caducado. 
Por un momento duda… ¿debería…? 
Da un manotazo al aire para espantar la idea. 
Será mejor dejar las cosas como están. 

A media tarde sale, otro paseo 
con la caída del sol 
bajo un hermoso cielo de rojos infinitos. 
En la noche verá nítidamente 
esas constelaciones que aprendiera de niña. 

No ha hablado una palabra en todo el día, 
salvo quizás alguna maldición musitada entre dientes. 
Buscará una película que sea de llorar, a ser posible. 

Y se pondrá una copa o tal vez dos. 
Venga Dios y lo vea 
si esto no es motivo de acostarse borracha.

viernes, 31 de julio de 2020

JUEGOS PROHIBIDOS

Fue bonito jugar a enamorarnos,
un juego entretenido
que no hacía daño a nadie.

Fue bonito soñar en las noches heladas
cuando ya no tenía
apenas ningún sueño disponible.

Fue bonito creer que era importante
aunque fuera tan solo una entelequia
que jamás tomaría cuerpo y carne.

Incluso fue bonito llorar y maldecir
a esta puta vida
que siempre se ponía en contra nuestra.

Pero llega un momento en que la realidad
se te pone de manos y te insulta el espejo.
Entonces ya no puedes engañarte.

Y vienen por el aire sonidos de tristeza,
trae ecos de batallas perdidas de antemano.
Y trae juegos prohibidos que te matan.

sábado, 4 de julio de 2020

NOTICIAS DE LA MUERTE

En esta edad de canas y cansancio
luchamos contra el tiempo inútilmente,
dejamos que se mueran nuestros sueños
rendidos de antemano,
sin siquiera intentar acariciarlos,
mansamente conformes con un tiempo
que derrama tristeza a manos llenas,
cada día con una nueva muerte
de amigos queridísimos,
ya he perdido la cuenta del desastre.

Las heridas antiguas ya no duelen
son como costras secas que se caen y no sangran,
solo queda una leve marca sobre la piel
que nos acariciamos distraídos
con un cierto regusto del pasado;
mientras nos caen encima nuevas penas
pensamos resignados que lo que toca es esto:
contemplar impotentes cómo se va la vida
sin que acuda a la boca
ni una torpe palabra de consuelo.

Yo sé que en algún sitio existe la belleza,
existe la esperanza y la memoria
de lo que fui algún día.
Y que en algún rincón de estos despojos
queda un resto de fuerza y de deseo
que no quiero dejar que se me muera
sin que lo hayas tomado entre tus brazos.

NUBE NEGRA

domingo, 28 de junio de 2020

UNA COPA DE VINO

Después de tantas veces intentándolo
sin que pudiera ser, como si el mundo
se hubiera puesto adrede en contra nuestra,
no sé cómo expresar mi emoción infantil,
como una colegiala que hubiera hecho novillos.

Te vi venir de lejos, caminabas despacio
como el que no camina a ningún sitio.
−Acabo de llegar −te dije; era mentira;
me había adelantado casi quince minutos.

Y no fue apenas nada, poco más de una hora,
no sé ni de qué hablamos,
yo te hice alguna broma y nos reímos
y también nos contamos cosas tristes,
que la vida no cesa de hacer daño.

El reloj no hizo caso del bolero,
marcó las horas sin contemplaciones.
Como soy bien mandada, no intenté resistirme.
Mis labios dibujaban un gesto adolescente,
esa sonrisa boba de niña enamorada.

Y luego, al despedirnos,
un abrazo apretado más largo que el de siempre,
con mi mano trepando por tu espalda
y unas palabras tiernas
resonando después toda la noche.

Se me quedó en la boca
el sabor de ese vino como un recuerdo dulce
y me dio por pensar que poco a poco
vamos pidiendo menos a la vida.

O quizá es que la vida –lo sabemos−
no está dispuesta a darnos otra cosa:
un abrazo y un vino. No podemos quejarnos.

domingo, 21 de junio de 2020

NUEVA NORMALIDAD (O ASÍ)

Hoy han vuelto a sonar en el bar de aquí abajo
los ritmos caribeños, con envidia
los miro y los escucho,
en esta hermosa noche de verano
que renace la vida.

Es un pequeño bar en donde se reúnen
las mujeres que limpian nuestras casas,
que acompañan ancianos,
las cajeras del súper que preguntan
-con sonrisa prevista en el contrato-
tarjeta o efectivo a un cliente tras otro,
y los hombres que cuidan nuestros parques,
que abren zanjas –quién sabe con qué fines-
rompiendo el pavimento bajo el sol implacable.

Hoy se ha abierto su bar y han olvidado el miedo,
oigo sus carcajadas, sus bromas insinuantes.
Hoy han vuelto a bailar como antes del desastre,
quién puede reprocharles que se abracen,
que muevan sus caderas, que se besen,
que beban y que sueñen que son libres.
Quién puede poner puertas al río de la sangre.

Esto no se ha acabado, nos dicen en la tele,
cautela, precaución, distancia, mascarillas,
pero ahí está la vida reclamando lo suyo.

Yo me voy a la cama pensando que no puedo
ir a ver a mi nieta, me protegen,
soy población de riesgo, por lo visto.

Sin embargo podría entrar al bar de abajo
a tomarme tres copas, marcarme una bachata
e intercambiar tristezas y sudores
con un desconocido.

La vida es una puta contradicción.
Y es más fuerte que el miedo y que la muerte.

sábado, 20 de junio de 2020

DOMINGO

Un domingo apacible,
después de la comida con los chicos
regresas a tu casa. Te das cuenta
de que el vino se te ha subido un poco.

No importa, aquí no hay nadie,
reina esa luz ambigua
de las ocho cuarenta, aún no ha muerto la tarde.

El cielo se sonroja entre las nubes
mientras suenan los tangos de Marconi,
esos tangos sin letra,
bandoneón y piano, tan sensuales
que les puedes poner
las palabras que quieras, por ejemplo
la cogió tiernamente por los hombros desnudos,
que ahora leo en El año de la muerte
de Ricardo Reis, que me aconsejaste.

Y una siente la vida en todo el cuerpo,
otra vida distinta de ser madre y abuela,
con esta fronteriza luz de la atardecida
y un tango al que inventarle un poema de amor
aunque sea el peor que jamás se haya escrito.

martes, 9 de junio de 2020

AÑOS

Hay años que sería muchísimo mejor
habérselos saltado, dormir con la resaca
de aquella Nochevieja de uvas y champán
y no despertar más. Total ya da lo mismo
año más o año menos cuando ya no nos quedan
ni ilusiones ni sueños ni causas imposibles
por las que dar un grito ni dios al que rezar
porque hace mucho tiempo que dejó de existir.

Hay años que se tragan otros años,
que engullen en sus fauces la vida que vivimos, 
que nos borran las luchas, los amores
aquellos tan fugaces que fueron para siempre,
los números en rojo y los hijos pequeños
siempre con la pregunta está mamá
al volver del colegio; y siempre estaba
-dónde iba a estar, si no, que más valiera-.

Hay años que tan solo traen tristezas
y muertes y amenazas de más muertes,
hay años que una siente que quizá fue feliz
y no se daba cuenta aquellos años
en los que aún creía en los milagros
y a veces los milagros ocurrían.

Hay años que el dolor y la miseria
de tantos y de tantos y de tantos
se hacen dueños del mundo y una piensa
que no tiene derecho ni a quejarse
de lo que se dejó por el camino.
Al fin y al cabo tiene una casa y la suerte
de una cena caliente, aunque esté sola.

Qué más vas a pedir, te dices a ti misma,
según como está el patio. No vas a pretender,
encima, que te abracen y te quieran.

jueves, 4 de junio de 2020

LLUVIA

Imagina que llueve y es de noche, imagina
que vemos caer la lluvia tendidos en la cama
y entra un viento fresquito que acaricia
nuestros cuerpos rendidos y gozosos,
imagina
que estamos compartiendo el de después
y tú me dices sabes que lo dejé hace tiempo
y yo te doy envidia con mi humo. Imagina
que apago el cigarrillo
y miramos llover sin decir nada.

Puestos a imaginar, imaginemos
que llueve sin parar toda la noche.

sábado, 23 de mayo de 2020

CUANDO SEAMOS OLVIDO

Cuando seamos olvido, todo esto
que ahora nos parece el fin del mundo
será una pura anécdota,
un episodio más de nuestra vida.
Nuestros hijos
seguirán con las suyas y, si acaso,
nos echarán en falta en Navidades
a la hora de los brindis o tendrán un recuerdo
en nuestro cumpleaños. El amigo
−si es que para entonces queda alguno
y tiene la memoria suficiente−
recordará un instante de belleza,
una canción, un verso, algún abrazo
y quizá se le escape una indiscreta lágrima
que limpiará con cierto disimulo
sin dar explicaciones.

Cuando seamos olvido, amor, nada ni nadie
hablará de nosotros los dos juntos,
de ti y de mí reunidos
en un punto concreto del recuerdo.
Nunca nadie sabrá cómo te amaba
ni cuánto te soñé en mis soledades.
Y no habrá para mí un sitio en tus memorias
ni tu figurarás en mi pasado,
yo no tendré derecho ni a llorarte
ni tú podrás decir que me quisiste.

Cuando seamos olvido, amor, no existirá
la distancia, la noche,
la noche sin tu espalda a mi costado,
todo lo que nos dio un poco de vida
en la recta final de nuestra historia.

miércoles, 20 de mayo de 2020

NO QUIERO

No quiero que me roben la tristeza
y la cambien por rabia y por inquina
quiero llorar por todos esos muertos
que son míos y suyos y de todos
y quiero que mis lágrimas
no estén contaminadas
de su siembra de odio.

No quiero que me roben la conciencia
de todo ese dolor de los hambrientos
y lo tornen en asco y en arcadas
esos patriotas de guardarropía
que envenenan el aire
y que ensucian las calles
de esta tierra que amo.

No quiero que me roben la esperanza
de abrazar a mi gente,
de besar a mis hijos y a mis nietos,
de que vuelva el amor a emborracharme
sin que pueda enturbiarlo
su miseria mental y su veneno.

Tanto, tanto dolor que hemos pasado,
y tanta soledad, tanto silencio
en las cuatro paredes de las casas,
tanto esfuerzo común, para que ahora
vengan estos malditos a joderlo,
esta peste peor que cualquier virus.

De este no hay vacuna que nos salve.

miércoles, 13 de mayo de 2020

MASCARILLA

Salí a la calle con la mascarilla
decidida a tomarme algunos vinos,
compartir unas tapas y, aunque canto fatal,
cantar esa canción que era tan nuestra
antes, en la otra vida. Iba contenta,
pero enseguida vi que no podía
beber ni degustar los caracoles
que sirve el Amadeo y que mi voz se ahogaba
detrás de esa pantalla protectora.

Pero lo que es peor, era imposible
besarte con la puta mascarilla
y, para colmo, estabas a dos metros
y tampoco alcanzaban nuestras manos
ni a rozarnos el borde de las uñas.

Y no sé si esos ojos eran tuyos
ni si tras de la tela sonreíste.

Así que volví a casa a refugiarme
de esa normalidad demoledora,
tiré la mascarilla a la basura,
encendí un cigarrillo y después otro
cogí dos copas como si estuvieras
y serví un par de vinos;
choqué una contra otra
y me bebí las dos y, de propina,
me puse una tercera y una cuarta
para acabar por fin de emborracharme.

Y mirando llover por la ventana
una vez más soñé que nos besábamos.

(El dibujo es de Tulia Guisado)

sábado, 9 de mayo de 2020

UNA MUJER CAMINA

Una mujer camina. Al salir del portal
ha mirado la hora, se asegura
de que empieza su turno,
el que le han asignado por razones de edad.
Lleva todo el equipo –la escafandra
y esos guantes azules- para que nadie piense
que es una irresponsable insolidaria.

Ha dejado la cama sin hacer,
-y qué más da, si aquí no viene nadie-
en la cocina queda
una taza manchada de café,
“Eres la mejor abuela del mundo
entero”, tiene escrito.

Camina a paso rápido, apenas sin mirar
que han plantado macizos de rosas en el parque,
llega hasta el campo, cruza
el pequeño riachuelo que separa
las amapolas blancas, las matas amarillas,
y los humildes cardos florecidos.

En el estanco compra un cartón de tabaco,
de algo hay que morir. Recuerda que le faltan
aceite, leche, huevos, patatas y champú.

Al regresar a casa,
por detrás de las gafas se ha encontrado una lágrima
por los sueños que no puede soñar
y un beso que se ha muerto contra la mascarilla.

Ahora se arrepiente
de esa debilidad, el desahogo
de haber dejado escritas
cosas que no debía, como en un testamento
que ya no importa a nadie;
no ha nombrado albacea ni notario
que repartan sus bienes intangibles,
esos que le pesaban tanto en el corazón.

Seguro que hoy tampoco ordenará los libros.

viernes, 1 de mayo de 2020

TODO VA A SALIR BIEN

Ya le he perdido al tiempo la medida,
no sé cuánto ha pasado desde entonces,
cuando nos despedimos en el metro,
pero sé que soy otra más anciana y más triste,
que se me han caído encima muchos años
sé que casi no sueño y que los días
no son largos ni cortos, son absurdos,
sin principio ni fin, sin domingos ni lunes,
solo escuchar las cifras y alegrarme
de que haya menos muertos
sin preguntar sus nombres.

Hay mañanas que lloro
porque el cielo está azul, porque los perros
corretean enfrente por el parque
o también porque llueve y está oscuro
o porque han florecido las mimosas.
Lloro por cualquier cosa, así a lo tonto.
Pero está muy mal vista la tristeza,
todo va a salir bien, repiten como un mantra.

Y lo peor de todo es la costumbre,
esa resignación de todo el cuerpo
a perder el deseo y los instantes,
a morirnos despacio, a que la vida, 
esa pequeña vida que era nuestra
y que nos alegraba dulcemente,
ese pequeño lujo de querernos un rato
para volver después a la rutina
aún con la sonrisa dibujada en la boca,
ese pequeño lujo, como la primavera
también nos lo han robado.