viernes, 1 de mayo de 2020

TODO VA A SALIR BIEN

Ya le he perdido al tiempo la medida,
no sé cuánto ha pasado desde entonces,
cuando nos despedimos en el metro,
pero sé que soy otra más anciana y más triste,
que se me han caído encima muchos años
sé que casi no sueño y que los días
no son largos ni cortos, son absurdos,
sin principio ni fin, sin domingos ni lunes,
solo escuchar las cifras y alegrarme
de que haya menos muertos
sin preguntar sus nombres.

Hay mañanas que lloro
porque el cielo está azul, porque los perros
corretean enfrente por el parque
o también porque llueve y está oscuro
o porque han florecido las mimosas.
Lloro por cualquier cosa, así a lo tonto.
Pero está muy mal vista la tristeza,
todo va a salir bien, repiten como un mantra.

Y lo peor de todo es la costumbre,
esa resignación de todo el cuerpo
a perder el deseo y los instantes,
a morirnos despacio, a que la vida, 
esa pequeña vida que era nuestra
y que nos alegraba dulcemente,
ese pequeño lujo de querernos un rato
para volver después a la rutina
aún con la sonrisa dibujada en la boca,
ese pequeño lujo, como la primavera
también nos lo han robado.