si algún día dejaras de dolerme,
si nunca más volviera a recordarte,
si desapareciera la sombra de tus manos,
si no soñara más con tus abrazos
ni escuchara tu voz en mis insomnios
ni saliera a la calle pensando en encontrarte
al doblar esa esquina por la que nunca pasas
o al entrar a ese bar donde jamás entramos,
si llegara ese día en el que no escuchara
tus pasos junto a mí mientras camino
ni sintiera tu mano en mi cintura,
si llegara ese día en el que no esperara
ver de nuevo tu nombre en el teléfono
ni tuviera presente tu existencia,
si ese día, mi amor, por fin llegara
sé que me haría vieja de repente,
mis manos se pondrían temblorosas y torpes,
perderían mis ojos el brillo que aún les queda
y mis pasos se harían lentos y renqueantes,
ya no me miraría en el espejo
y quizá me dejara el pelo blanco;
nunca me pintaría los labios rojo sangre,
definitivamente perdería la guerra,
esta batalla inútil contra todos mis años.
Si ese día llegara alguna vez
levantaría la bandera blanca,
me rendiría al fin, sin condiciones.