domingo, 20 de mayo de 2012

MAYO

De repente hace un frío improcedente
y, al mismo tiempo, sol
y llueve un poco
y puede que esta noche
me reviente la luna en la memoria
y ya no importe nada de estas horas.

Tengo para mí sola el mundo entero,
la soledad redonda
ha puesto mi universo boca abajo
y se me han vaciado los bolsillos
de esa felicidad insoportable. 

Después de la tormenta todo adquiere
su auténtico color,
el aire quda limpio de impurezas,
y resplandece la verdad desnuda.

Y queda la terrible disyuntiva:
aceptar el dolor de la existencia exacta
o esperar a que el aire se haga un poco más turbio
y de nuevo nos tape las vergüenzas. 

Queridos amigos e hipotéticos lectores,

Quiero daros las gracias, mil gracias, a todos los que pasáis por aquí y dejáis huella de vuestro paso con un comentario, a los que pasáis en silencio y también a los que no pasáis pero me habéis regalado vuestra amistad, que es mucho más importante.

Digo esto porque, después de mucho pensarlo, he tomado la decisión de suprimir la entrada de comentarios a este blog. Y lo hago en defensa propia, aplicando la máxima de "ojos que no ven, corazón que no siente". Porque esto de los comentarios se ha convertido un poco en un rito, un toma y daca, un "póntelo, pónselo", que no acabo de verle el objeto; sobre todo, teniendo en cuenta que todos pensamos que éste no es un espacio para la crítica sino sólo para la alabanza. Y en consecuencia, la ausencia de ellos a veces escuece igual que la crítica. O más, porque de todos es sabido que la indiferencia hace más daño que la censura o el reproche.

No quiero comerme el tarro buscando los motivos de determinadas ausencias, como tampoco quiero alimentar mi vanidad más de lo preciso con los generosísimos comentarios de algunos de vosotros; ni analizar matices ni hacerme preguntas absurdas a mí misma. Creo que todos escribimos lo mejor que podemos y sabemos, dejando, por lo menos en mi caso, un esfuerzo importante en cada entrada. Y escribimos aquí, en internet, para que nos lean; si no fuera así lo haríamos cada uno en nuestro disco duro o en un bloc cuadriculado. Además somos muchos los que estamos en esto y es imposible leer a todos con el necesario detenimiento, no hay más remedio que elegir. Bien, pues en lo que a mí respecta, con que a algunos os apetezca leerme de vez en cuando tengo más que suficiente.

Quería haberlo hecho a partir de esta entrada, conservando a la vista los comentarios anteriores, pero el sistema no me lo permite. Café para todos. Pero todas las palabras que me habéis dejado hasta ahora quedan guardadas ahí, en los entresijos de blogger y en cualquier momento se pueden recuperar. Y, sobre todo, quedan guardadas en mi alma para siempre.