Voy a hablar de la muerte suspendida allí lejos.
Siempre miramos fijos. Mas no vemos lo cierto.
(Gabriel Celaya)
Aunque todos sabemos que vendrá
nunca le hacemos sitio en nuestra mesa.
lo que ocurre es que suelen ser los otros;
mas cuando llega a casa
o se aproxima al borde de lo nuestro
nos llena de estupor
como si fuera absurdo
que la vida termine más tarde o más temprano.
Casi es lo único cierto
pero no cuenta nunca en nuestros planes,
hasta el instante mismo
en que impone su ley sin miramientos.rasgamos nuestras ropas e invocamos
a un improbable dios
para que acuda raudo en nuestro auxilio.
¡Cuánto mejor sería esperar su llegada
Cederle el mejor sitio en nuestro lecho,
como se abrazan los enamorados
y dejar que nos lleve hasta el delirio.