Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas.
Por eso no esperes más, hazlo hoy...
(Gabriel García Márquez)
Toda la vida diciéndonos adiós,
siempre llegando tarde a nuestra cita;
nuestros caminos siempre se cruzaron
en el punto preciso del silencio,
ese desde el que no existe el retorno.
Solo una noche estuvimos a punto
de cambiar el sentido a nuestros pasos
y nos faltó valor
para saltar la valla establecida.
Quizá tuvimos miedo a disolvernos
en la gris realidad de la costumbre,
quizá quisimos preservar los sueños.
Nos hicimos mayores
volviendo levemente la cabeza,
diciéndonos adiós como el que muere.
Ahora,
antes de envejecer definitivamente
nos damos el adiós incontestable.
Yo seguiré viviendo, siempre sigo.
Solo queda el intento
de encerrar nuestra historia en un poema.