Quizá si alguna vez me hubieras dicho
lo que tanto esperé que me dijeras
no te hubiera creído
y sin embargo,
hoy, que ya no me puedes decir nada,
me ha dado por pensar
que tú también me amaste.
Porque vivimos juntos muchas cosas
y a los dos nos mojó la misma lluvia.
Vimos amaneceres imposibles,
contemplamos las fases de la luna,
escuchamos atentos a los grillos
y enmudeció su canto nuestra boca.
Recorrimos idénticos caminos
en dirección opuesta, nos cruzamos
y no pudimos desandar lo andado.
Y guardamos silencios elocuentes
apenas sin rozarnos;
también juntos
a través de distancias insalvables
vimos cómo la vida
se nos iba escurriendo entre los dedos.
Yo no me daba cuenta
del frío que me helaba aquella noche
de piedra silenciosa.
Sólo sabía
que no habría otras noches como aquélla.
Hoy
me ha dado por pensar que me quisiste
y va para dos años que estás muerto.