No sé cuántas mujeres conviven en mi cuerpo
pero se llevan mal pues cada unareivindica el derecho que le asiste
a ser la mejor madre,
la amantísima hija o la perfecta esposa.
Hay otra que pretende ser la más solidaria,
la que mejor defiende a los desheredados,
la que se desgañita contra los poderosos.
Se disputan mis noches y mis días
y al cabo se reparten
como buenas hermanas mis despojos.
Y, para colmo, todas
intentan a mi costa escribir versos.
Queda la más pequeña
y a ésta no la puedo dejar sola;
es una irresponsable, una inconsciente
que no persigue nada extraordinario.
Sólo es una mujer que en cuanto me descuido
pierde pie, se resbala
por el borde prohibido de tu boca.