miércoles, 26 de junio de 2013

LA MUJER HABITADA

No sé cuántas mujeres conviven en mi cuerpo
pero se llevan mal pues cada una
reivindica el derecho que le asiste
a ser la mejor madre,
la amantísima hija o la perfecta esposa.

Hay otra que pretende ser la más solidaria,
la que mejor defiende a los desheredados,
la que se desgañita contra los poderosos.

Se disputan mis noches y mis días
y al cabo se reparten

como buenas hermanas mis despojos.
Y, para colmo, todas
intentan a mi costa escribir versos.

Queda la más pequeña
y a ésta no la puedo dejar sola; 

es una irresponsable, una inconsciente
que no persigue nada extraordinario.

Sólo es una mujer que en cuanto me descuido
pierde pie, se resbala
por el borde prohibido de tu boca.