lunes, 23 de febrero de 2015

PENUMBRA

a mí,
que ya no sé
qué hacer de esta ternura que me callo;

(Vicente Martín)

No consigo evitar que se me duerman
de tedio los abrazos,
que la ternura
se pierda sin querer por el desagüe,
que la edad tome cuerpo
y se muera de asco y de desgana.

Cuántos besos han muerto sin besarte,
cuántos silencios gélidos
que nunca derretimos
ni supimos mezclar
con el salobre gusto de las lágrimas.

No quiero renunciar, no todavía,
a volver a temblar, a que el deseo
me desborde otra vez
y se llene de luz esta penumbra,
a renovar el aire enrarecido
que viene del pasado,
a dar a mi ternura rienda suelta.

Simplemente no quiero renunciar a vivir,
si es que me queda
escondido en el alma, agazapado,
un resto de coraje.

lunes, 16 de febrero de 2015

ALUCINÓGENO

No sé qué confusión me llena la memoria,
qué dulce alucinógeno me engaña
cuando cierro los ojos y el pasado
se empeña en regresar
vestido con un rostro que es el tuyo
pero que no eres tú sino el espectro
del que debiste ser, del que esperaba
cuando quise creer en lo imposible.

Y es que la soledad es tan absurda
que se inventa una vida inexistente,
algo que no ocurrió, sino en los sueños
forjados sobre idéntica tristeza,
una espiral sin fin de ensoñaciones
seguidas de fracasos,
un volver a empezar repetitivo,
sobre exactas quimeras engañosas.

Y así una y otra vez, en una huída
de la gris realidad,
ida y vuelta al dolor y a la esperanza,
a la felicidad y a la amargura,
cada vez más cansada, más inerme,
más vulnerable y rota,
más expuesta
a la inclemente luz de la mentira.

lunes, 9 de febrero de 2015

EL ABISMO

La soledad atrapa
igual que una adicción devastadora,
igual que el drogadicto

desea y no desea salir de la heroína.


La soledad encierra
en un bucle sin fin,
en un raro viaje de ida y vuelta
a las contradicciones de uno mismo
y entonces es el brillo de la muerte
el faro que ilumina como una luna llena.


Cuando se para el tiempo y el espacio
resulta insuficiente para tanto vacío
y se olvida un pasado en el que acaso hubo
alguna vez un lapsus de esperanza,
una causa imposible que buscar,
un cuerpo para amar con todo el cuerpo,
una fe en que creer, una utopía.


Cuando ya no hay ni el riesgo
de que alguien haga daño pues las piedras
no sienten el dolor,
de que un maldito orgasmo
estremezca la piel paralizada
ni de que acaso brote
un grito desde el fondo del hastío.


Cuando solo es posible estar mirando
un cielo sin color,
un horizonte plano,
un día tras de otro
y después otro más, eternamente,
se llega a comprender a los suicidas.

sábado, 7 de febrero de 2015

UN DÍA CUALQUIERA

Suceden unos cuantos momentos cada día
que soy beneficiaria de ciertos privilegios:
cuando despierto y pienso "aun es temprano,
qué bien estoy aquí, tan calentita"
y me doy media vuelta entre edredones
abrazada a la almohada y vuelvo a entredormirme.
Podría ser mejor si tú vinieras
a despertarme a besos
pero no es conveniente pedir más de la cuenta.

La cocina se inunda con aromas
de café recién hecho y de tostadas,
hay una sola taza para desayunar;
miro por la ventana
escuchando la radio, si pudiera
decirte lo que pienso de las cosas que pasan
y que tú me callaras con un dedo en mis labios
esto sería el cielo,
pero sé que no debo exigir demasiado.

Recojo los cacharros y me ducho
mientras oigo esa música que tanto te gustaba;
es un placer sentir el agua ardiente
corriendo por mi cuerpo;
creo que la prefieres medio tibia
pero no estás, y dejo que me abrase
hasta que se enrojezca la huella de tus manos,
yo sé que no es posible tener todo.

En la calle me lleva un viento gélido
con ráfagas de lluvia desabrida;
de pie, junto a la puerta del mercado
está ese chico negro
que siempre me desea buenos días;
creo que no ha dormido
en una cama cálida
ni ha tomado café ni ha disfrutado
una ducha caliente.

Y me da por pensar que, al fin y al cabo,
echarte a ti de menos
quizá no es para tanto.
 



martes, 3 de febrero de 2015

LA OTRA VIDA

…toda vida es al menos dos vidas: una, la real e inapelable,
otra la que pudo ser y sigue viviendo en nosotros en calidad de ánima en pena…
(Luis Landero, Juegos de la edad tardía)

No le demos más vueltas,
ya no sirve de nada arrepentirme,
las cosas han venido de ese modo
y he hecho lo que he podido,
enseñando los dientes unas veces
y otras con los brazos abiertos, pero siempre
dejándome la piel en el intento,
  
En la hora del recuento, la otra vida,
la que soñé y no pudo realizarse,
la que habita en las brumas del delirio,
va ganando terreno a lo palpable,
a lo cierto y real, a lo que ha sido;
se apodera despacio del pasado
y construye a su gusto la memoria.
  
Ya no sé si algún día me besaste
o si me lo he inventado
para sobrevivir a la tristeza,
ya no sé si exististe,
si desperté a tu lado una mañana helada
y me diste el calor de tus abrazos
o fue una ensoñación creada por la fiebre.
  
No lo sé ni me importa, en cualquier caso
hace ya tantos años que te quiero
que he ganado el derecho a imaginarte
tendido junto a mí sin decir nada,
enredando tus piernas en mis piernas,
dejándote llevar por la ternura,

la que nunca pudimos permitirnos.