Te tomo la palabra, con tu consentimiento
voy a abusar de ti, a utilizarte
para ahogar en tus brazos mis derrotas
y disolver los años de amargura
en tus besos de almíbar.
He dejado a tu puerta mis despojos,
los restos de un naufragio que no quiero
volver a recordar, el equipaje
de rabia y de dolor que me pesaba tanto
que doblaba mi espalda y mi conciencia.
Has cambiado mi piel por otra nueva
sin marcas ni señales del pasado,
una piel a estrenar para la tuya,
para que la utilices, como es justo,
y renazcas también sobre
mi cuerpo.