Si lo que quieres es vivir cien años
haz músculo de cinco a seis.
(Joaquín Sabina)
Voy a hacer un propósito de enmienda,
—no es dejar de fumar ni ir al gimnasio,
es algo todavía más difícil—
es dejar de soñar pequeños sueños
—los grandes hace tiempo que no existen—
que tengo el feo vicio de creerme.
Pequeñas ilusiones, nimiedades
que le dan un sentido,
por más que sea fugaz y transitorio,
a esta sinrazón de ver pasar la vida.
Reconoced conmigo que es más duro
que negarse el tabaco o hacer abdominales,
pero también te ahorras un pinchazo en el alma
cuando al abrir los ojos te das cuenta
de que siguen las cosas como siempre.
Intentaré lograrlo así, a las bravas,
pero quizá precise
alguna otra pasión sustitutoria
que me vuelva a engañar por unos días,
me quite la ansiedad
y borre los silencios poco a poco.
Y cuando esté viviendo en la nada absoluta,
ese nirvana zen que no me extraiga
ni el más leve suspiro,
ya no habrá desencanto que me pueda matar
porque ya estaré muerta,
encogida de hombros y sin sangre.