martes, 19 de septiembre de 2017

UN CUARTO DE SIGLO

Al cabo son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después que nuestros hijos.
(Amalia Bautista)

Era el año triunfal de la Expo y los Juegos,
Sevilla y Barcelona se vistieron de gala.
Quimeras de ladrillo y alta velocidad
nos hacía creer que éramos grandes
y felices y ricos y famosos.

Pero tú habías muerto.

Hace un cuarto de siglo, fecha clave
en la que las parejas celebran que resisten
y revisten de plata su amor y sus derrotas
y brindan con champán, tras la cena con velas,
por otros veinticinco años de paz.

Hace un cuarto de siglo
que estás muerto, amor mío,
que estás muerto.

Yo brindo con champán por todos los dolores
que no tuviste tiempo de sufrir,
por el niño que fuiste y serás siempre,
por el hombre imposible que no conoceré.
Porque no he olvidado tu rostro, el sobresalto
gozoso de tu risa.

Porque hay algunas noches que vienes a mi insomnio
y percibo tu aroma a tiza y a colegio.
Porque tuve la suerte de que hubieras nacido.

Y porque me he hecho vieja y sigues muerto.
Sigues muerto, amor mío, sigues muerto.