Está el despertador amordazado
y no sé qué hora es
entra una luz partida en pedacitos
-tendría que llamar al persianero-
me doy la vuelta hacia tu territorio
pero no estás;
a tus espaldas tomo posesión
a tus espaldas tomo posesión
de tu hueco en la almohada
y mis piernas ocupan el vacío
que has dejado tan sigilosamente.
Y me vuelvo a dormir
mientras tú me acaricias sin saberlo.
mientras tú me acaricias sin saberlo.
Hoy quiero que el reloj pierda la hora
que no me marque el tiempo
ni me ordene la vida a cada instante.
Luego compraré flores, hoy es sábado.