quiero dejar las cosas arregladas,
no vaya a ser que luego
haya problemas con mis descendientes.
Las fotos de otro tiempo rompedlas sin piedad;
ya no soy la mujer que se asomaba
al mundo con los ojos asustados
por su propia esperanza.
Mis relojes parados se los dejo a la prisa
de todos los que corren detrás de un imposible.
Las llaves que no cierran la memoria
probadlas, por si abren el olvido.
Los poemas frustrados que los usen las musas
para que los remate quien encuentre
algún alejandrino aprovechable
y le ponga su nombre y su tristeza.
Y la barra de labios color sangre
que nunca se atrevió a pintar mi boca.
se la lego a algún beso clandestino
y así no pueda eliminar su mancha.
Y para ti, amor mío de una noche,
los versos subrayados
de ese libro que no me devolviste
y un pendiente viudo
para que lo emparejes
con aquel otro que perdí en tu cama.