Y abolir la frontera de los cuerpos,
detenernos, subiendo la escalera,
a besarnos en todos los peldaños.
(Leopoldo Alas Mínguez)
Y sería tan fácil
si no se interpusiera
entre los dos el miedo a desnudarnos
si fuéramos capaces
de mirarnos un poco más adentro
de la piel que nos cubre
entonces nos veríamos la soledad desnuda
tal vez reconociéramos
algún dolor
o quizás un vacío semejante
en los ojos del otro
y saltáramos juntos la valla de los cuerpos.