No me rozas apenas, no me besas
sin embargo presientotu mano en mi rodilla
tus labios deambulando por mi cuello
a punto de caer por el abismo.
Lentamente tu lengua fervorosa
navega por mi espalda.
Yo te escucho, me inunda
una antigua humedad, evanescente.
Porque aunque no me rozas ni me besas
tu palabra me invade todo el cuerpo
y me erizan la piel los pensamientos
que adivino en tus ojos,
tu forma de mirarme,
de conocerme entera, de saberme
carne contradictoria y sin principios
dispuesta a sucumbir
cuando tu quieras.
Dibujo de José Manuel Merello tomado de la red.
Poema incluido en la antología ErotizHADAS, poesía erótica escrita por mujeres de UNARIA EDICIONES.