Porque
también he perdonado
que
alguna vez dejaran de quererme,
o he
sufrido el silencio y la derrota.
(Teresa Núñez)
Porque así estamos hechos,
de éxitos y fracasos,
victorias y derrotas,
ahora toca perder;
quizá no supe a tiempo que el
amor
no era más que una guerra
con su propia estrategia,
minuciosa y difícil,
un implacable juicio
cotidiano
en lugar del remanso que soñaba.
Ahora me vapulea
un viento huracanado que tan
pronto
me llega desde el sur como
del norte
y me sacude el alma sin
clemencia.
Desde el sur, la emoción irracional,
la tristeza sin causa confesable,
la absurda soledad, contradictoria
con el gélido cierzo
de la razón, que desde el norte sopla
cargado de argumentos concluyentes.
Desde el sur, la emoción irracional,
la tristeza sin causa confesable,
la absurda soledad, contradictoria
con el gélido cierzo
de la razón, que desde el norte sopla
cargado de argumentos concluyentes.
Y ya no sé qué hacer para
encontrar
un mínimo equilibrio entre
ambas partes.
Tendría que hacer algo, por
ejemplo
caminar por el campo hasta
perderme
donde se acaba el mundo,
regando con mis lágrimas las flores amarillas
que me encuentro a mi paso
y que brote una eterna primavera
regando con mis lágrimas las flores amarillas
que me encuentro a mi paso
y que brote una eterna primavera
o escribir con la sangre que
me sobra
el poema más triste.
Pero no alcanzo nunca tan altos objetivos;
después de contemplar varias opciones
después de contemplar varias opciones
casi siempre termino,
irremediablemente, haciendo el tonto.
irremediablemente, haciendo el tonto.