Hubo una vez un verso
que encalló entre arrecifes de memoria
y murió sin llegar a ser poema.
Intentaba nadar
hasta la arena blanca del presente
y edificar castillos de esperanza.
Pero llegó una tromba de pasado
y se ahogó en un tornado de dolores.
Recuerdos puntiagudos
abrieron las heridas suturadas en falso
y brotaron palabras empapadas en sangre.
Sólo quedó un proyecto de poema
enredado en las algas de la historia.