domingo, 15 de marzo de 2020

VIRUS

Ha caído sobre el mundo
un manto de tristeza, de incertidumbre y miedo.
Un enemigo oscuro
ha entrado en nuestras casas,
y no entiende de vallas
ni sabe de fronteras.

Pero no es sobre el mundo, perdonadme,
es sobre la soberbia de los ricos,
que de pronto nos hemos dado cuenta
de nuestra pequeñez, y de que somos
igual de vulnerables que los desheredados,
aquellos que dejamos
que los devore el mar y nuestra egolatría
y encerramos en campos a que mueran de asco,
de miseria y de frío.

Y ahora, todos juntos, desde esta Europa enferma
de insolidaridad y de egoísmo,
nos cogemos las manos
y asomados a todos los balcones
cantamos nuestros himnos
y aplaudimos el paso de los ángeles
que velan por nosotros con su sudor y esfuerzo.

A cambio solo piden que miremos,
sin salirnos del cálido refugio,
la hermosa luz dorada que deja la tormenta.