Sin entrar en detalles
todo va bien, los días
se suceden sin grandes sobresaltos,
sin emociones fuertes, con sosiego.
Está en orden la casa, no hay un ruido,
ahí fuera llueve a ráfagas
y otoñean los árboles sin prisa.
La rutina se instala en los relojes
que gotean minutos
sin dejar una mancha sobre el suelo
ni un surco en las paredes
ni un surco en las paredes
ni un maldito beso que llevarme a la boca.
Todo va bien, dentro de lo previsto;
entonces ¿por qué siento
un silencio cerrándome el estómago
si ayer, sin ir más lejos,
todavía dijiste que me quieres?