viernes, 19 de septiembre de 2014

AQUELLA NOCHE

Hace veintidós años,
en una noche igual que la pasada
nada hacía pensar que no amanecería.
ni que a partir de entonces este mundo,
mi mundo, iba a ser otro.

No se abrieron
los fondos de los mares, ni siquiera
se estremeció la tierra; en apariencia
todo seguía igual, mas no era cierto;
era un sol mentiroso el que brillaba,
que no daba calor,
una fría bombilla en las tinieblas.

Que yo recuerde
no comenzó una guerra en ningún sitio
que no la hubiera antes
ni se firmó una paz de pacotilla,
continuó la injusticia como siempre,
vestida de promesas de papel.

Pero a mí nunca más
volvió a importarme el mundo ni la vida,
como antes me importaba;
ni siquiera el amor con sus quimeras
podía hacerme daño. Me volví
inmune al desconsuelo, vacunada
contra todas las penas, resistente
a todas las bacterias del dolor.

Ahora voy por el mundo
envuelta en este gris escepticismo,
en esta indiferencia desabrida.

Aunque a veces es cierto que me río
y que sufro y que gozo y que me indigno
vestida de prestado, con la ropa de otros.

La mía la perdí en aquella noche,
cuando supe que no amanecería.