Estoy temblando, amor,
con ese miedo ruin a no encontrarte,
a que al fin fueras otro, a que no fueras,
que, una vez más, no fueras.
Tengo miedo al pasado, no al futuro;
a que vuelvan las sombras
que se adueñaron de nuestros destinos.
A no saber quitárnoslas de encima,
a querer disfrazarlas con luces fluorescentes
que nos cieguen la vista, que nos cieguen.
A tapar el dolor con risas vacuas,
a no enfrentarnos con nuestras verdades,
no se puede
construir una casa sin cimientos
sobre un suelo de arenas movedizas.