¡Corred, corred, corred!
Atravesad las nubes de polvo y los cascotes,
No miréis hacia atrás,
a donde ayer estaba vuestra casa,
quizá os habéis dejado vuestras ropas tendidas,
quizá en vuestra cocina aún hierven las lentejas
y el fuego se ha mezclado
en una misma llama con las bombas,
pero qué importa eso.
¡Corred, corred, corred!
Coged lo indispensable en un hatillo,
tomad a vuestros hijos en los brazos
y corred sin parar hacia la línea
que delimita el mundo que os acoge
en confortables campos.
Luego ya iremos viendo
qué hacemos con vosotros, de momento
a Turquía le hemos pagado bien,
desapareceréis de nuestra vista.
¡Corred, corred, corred!
Huid mientras podáis de los aviones,
huid del gas sarín que os envenena,
huid del dictador, tan conocido,
tan vuestro, tan de siempre,
huid de los rebeldes o del ISIS
huid de las potencias que vienen a salvaros.
¡Corred, corred, corred!
No os preguntéis siquiera quién os está matando.