jueves, 31 de enero de 2008

COMPLETAMENTE VIERNES

Por detergentes y lavavajillas
por libros desordenados y escobas en el suelo
por los cristales limpios, por la mesa
sin papeles, libretas ni bolígrafos,
por los sillones sin periódicos
quien se acerca a mi casa
puede encontrar un día
completamente viernes.

Como yo me lo encuentro
cuando salgo a la calle
y está la catedral
tomada por el mundo de los vivos
y en el supermercado
junio se hace botella de ginebra
embutidos y postre,
abanico de luz en el quiosco
de la floristería,
ciudad que se desnuda
completamente viernes.

Así mi cuerpo
que se hace memoria de tu cuerpo
y te presiente
en la inquietud de todo lo que toca,
en el mando a distancia de la música,
en el papel de la revista,
en el hielo deshecho
igual que se deshace una mañana
completamente viernes.

Cuando se abre la puerta de la calle,
la nevera adivina lo que supo mi cuerpo
y sugiere otros título para este poema:
completamente tú,
mañana de regreso, el buen amor,
la buena compañía.


(Luís García Montero)

Cuando vuelva la esquina de esta noche, asomará febrero con aspecto de junio y nos lo beberemos on the rock con música de jazz. Esta mañana he visto los prunos otra vez reventando de yemas y en los kioskos de la plaza hay más flores que nunca. En el mercado me miraba a los ojos un pescado de plata y no he podido negarme, soy una mujer fácil. Y es que desde hace un tiempo los lunes y los martes y los miércoles tienen cara de sábado. Y dentro de muy poco será comletamente viernes.

lunes, 28 de enero de 2008

LA LONJA

Esto ni siquiera tiene el glamour de una subasta de Sotheby's, llena de millonarios que levanten discretamente la mano para pujar por una obra de arte. Esto se parece más a una lonja de pescado a la baja, donde los pescadores vocean la mercancía, a ver quién vende más barato y los compradores esperan la mejor oferta sin mover un dedo.

Yo me pregunto dónde han quedado las ideologías, si una campaña electoral se reduce a vender beneficios personales -y personalizados- inmediatos y mejor cuanto más tangibles y cuantificables.

Aquí nadie habla de justicia, ni de solidaridad, ni de reparto de la riqueza, ni de profundizar en la democracia y en los derechos de las personas. Se está fomentando un sentido individualista de la política y de la vida que no creo yo que nos lleve a nada bueno. Los argumentos que se están utlizando basan el voto en el interés personal en lugar de en el interés colectivo y global.

Me aburren mucho las campañas electorales, pero quiero creer que los programas contienen algo más de sustancia que las mezquindades que entresacan los medios de comunicación. Nos deberían preguntar, por ejemplo, si queremos que nuestro país apueste por África, que se implique en la cancelación o al menos la disminución de la deuda y que aumente su contribución al Banco Africano de Desarrollo. Quizá alguien debería contarnos que España cooperará a que se implante una democracia real en América Latina y que su ayuda se encarrilará a fortalecer unas instituciones que ahora están en manos del dinero y de la corrupción y a desarrollar programas de educación entre los paises desamparados.

Yo creo que estas cosas y otras como profundizar en los derechos sociales de los españoles, la atención a los niños y a los viejos, la sanidad pública -repito, pública- la lucha contra la pobreza y la exclusión social, quizá ilusionaran más al personal. A mi me da que valen más de cuatrocientos euros.

sábado, 26 de enero de 2008

ESCRIBIR

He llegado a casa el viernes por la noche con dos copas. He comido con amigos de hace mucho tiempo, tanto que yo era otra. Algunos antes eran mis jefes y ahora son mis amigos, está bien este cambio de rol. La vida ha pasado por encima de todos nosotros y ha dejado su huella, en unos más que en otros. María sigue igual de peleona, igual de reivindicativa e igual de tierna. Merche está triste, igual de dulce pero más triste. A ella también le ha tocado algo en esta tómbola. Juan es un hombre tranquilo que no se mete con nadie pero todo lo tiene perfectamente colocado en su cabeza; recuerdo que una vez se emborrachó y supe que era humano. A Rosa, vaya por dios, todavía le llevo los mismos dieciséis años que le llevaba entonces; bueno, los mismos no, ya quisiera yo que fueran los mismos; su hijo pequeño, que se llama Jaime, tiene la edad que siempre tendrá Jaime. Al otro Juan le han salido unas pocas canas en las sienes que le dan mucho carácter, está más cuajao y más guapo. La verdad es que está definitivamente bueno. Angel debe de tener un ligue porque miraba mucho el móvil y de vez en cuando se iba a la calle a llamar. Me alegro, hace muchos años que se lo aconsejé. Avelino me ha venido presumiendo de que tiene tres nietos y, claro, le he dejado callado. A Abel, el gran jefe, que superó lo suyo, ahora le tuteo y le encanta. A Dionisio se le ha puesto el pelo más blanco pero el alma la sigue teniendo a estrenar, vírgen e incontaminada, no sé cómo lo hace. Y Ramón...A Ramón le he preguntado que cómo está y dice que mal -ya sabes, la quimioterapia y eso-. No sabe si le van a volver a operar o si ya no...Ha dicho que no tardemos tanto en reunirnos y se me ha encogido el corazón.

No hemos hablado de política, para qué. Todos sabemos lo que hay y nadie quiere convencer a nadie. Simplemente nos queremos. Creo que este país ganaría mucho si nadie hablara de política, ni siquiera los políticos. O que hablen bajito, sin luz ni taquígrafos y sin envenenar al personal, que bastante tiene con lo suyo.

He llegado a casa con dos gin-tonics y un poco mustia. No estoy donde quiero estar pero así son las cosas. Escribir es una forma como otra cualquiera de sobrevivir.

lunes, 21 de enero de 2008

¿EN QUÉ PIENSAS?

-¿En qué piensas?
-No sé, en nada.

A veces el pensamiento, que es casi lo único libre que nos va quedando, se pierde por algunos intrincados cerros de los que sale él solito si se le deja a su caer. Pero si nos dejamos llevar por nuestro insaciable afán de poseer al otro, de fisgar en sus misterios más ocultos y le hacemos la preguntita de marras, quién sabe dónde le podemos pillar o en qué tortuosa quebrada le obligamos a parar. Puede ocurrir que le estemos forzando a adentrarse en una espesura en la que quizá no se habría detenido si le hubiéramos dejado en paz. De pronto, la mayor tontería adquiere una importancia absurda y desproporcionada y las palabras se enredan en una maraña de malentendidos; se afilan, se agarran por donde queman, se convierten en armas arrojadizas y punzantes.

Y es que todos tenemos una parte difusa, un poco dispersa, que va a su bola y que no controlamos muy bien. Y esa parte a lo mejor no la queremos compartir porque ni siquiera nosotros somos dueños de ella. Vamos, que somos seres racionales pero no tanto. Que no todo se puede explicar con la razón -en mi opinión, afortunadamente- y es mejor esquivar esa zona de niebla. No investigar demasiado ni obligar al otro a que investigue en qué piensa.

Tengo para mí que el silencio a veces es mucho más saludable. El silencio, una sonrisa, una caricia fugaz, un beso. Ya nos lo dirá si quiere.

miércoles, 16 de enero de 2008

EL PAÑUELO

No sé por qué he puesto este dibujo de Picasso si, en realidad, no tiene nada que ver con la cosa esta que quiero tratar. Pero es que me gusta esta mezcla de ingenuidad infantil de las flores -las podría pintar mi nieto Marcos, Paloma ya las pinta más elaboradas- con el trazo nítido, impecable de las dos manos que, para más inri, son dos manos derechas, o sea que pertenecen a dos personas distintas. Dos manos -derechas- sujetan el mismo ramo o se lo disputan, no sé, que la postura me recuerda aquel juego de la infancia que consistía en ver quién agarraba antes el pañuelo y salía corriendo.

Esta vez parece que el pañuelo que sujetaba Rajoy, lo ha agarrado antes Esperanza Aguirre que Gallardón o lo ha agarrado más fuerte. Y es que el alcalde lleva mucho tiempo enseñando al personal sus ambiciosas vergüenzas y ella en cambio, pura entrega y sacrificio, sólo persigue el bien del partido que, como todo el mundo sabe, es lo mismo que decir el bien de ¡¡¡ESPAÑA!!! -No te lo tomes así, Alberto,-dicen que le ha dicho- que si pierde Mariano tú y yo estaremos en igualdad de condiciones. ¡Ah! ¿pero puede perder Mariano? pregunto yo en mi ingenuidad.

A mí todo esto me divierte mucho porque soy tan miserable como cualquiera y espero que en esta disputa lleguen los perros y que en el río revuelto saquen ganancia mis pescadores. Pero si pensara en mi país, no en mi partido, creo que con una derecha presentable como la que encarnan Gallardón, Rato, Piqué y gente así -a ser posible, en la oposición- saldríamos todos mejor parados que con esta cosa troglodita y fascistoide que tanto les gusta al Sr. Alcaraz y a sus eminencias reverendísimas. Y, francamente, me fastidiaría menos perder. Lagarto, lagarto...

Sin hablar del pequeño detalle de que quizá a los ciudadanos de Madrid que los votaron en masa -sarna con gusto no pica, oyes- en las autonómicas y municipales del pasado mayo para que siguieran maltratándolos durante cuatro años más, les hubiera interesado saber que ambos dos pensaban largarse ocho meses más tarde. No sé, digo...Pero ¿a quién le importan los ciudadanos una vez que han votado?

sábado, 12 de enero de 2008

ANGEL GONZÁLEZ

Muchas mañanas le veía cuando salía a desayunar a Kon-tiki, vivía en el portal de al lado. Se sentaba sólo en una mesa, con un café y El País. Yo le miraba dudando si era o no era él hasta que un día se lo pregunté a la camarera -¿ese señor mayor de barba es...? No me dejó terminar -sí, sí, es el escritor, vive en América pero cuando está en Madrid viene todos los días, dijo con orgullo. No sé si la camarera de Kon-tiki sabría que para que él se llamara Ángel González, para que su ser pesara sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo; en cualquier caso, la camarera de Kon-tiki, que se llama María, sí sabía que era un hombre importante. Desde aquel día, siempre que le veía me quedaba mirándole fascinada, porque Angel González, uno de los más grandes poetas españoles del siglo veinte, era un hombre sencillo -de torpe aliño indumentario, como Machado- y silencioso que leía el periódico tomándose solo un café con leche, con el paquete de cigarrillos al alcance de la mano. Muchas veces estuve tentada de acercarme a él para decirle gracias, maestro, por su obra, porque usted y algún otro han hecho que yo descubra la poesía, que es la quintaesencia de la literatura, el incruento bisturí del alma; pero nunca me atreví, a veces me puede la timidez.

Hace unos años, quizá cinco o séis, no sé, dediqué parte de mis vacaciones a asistir a un curso de literatura en la universidad de verano de El Escorial. Entre los ponentes estaban Almudena Grandes en novela, Benjamín Prado en ensayo, Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes en poesía, Joaquín Sabina que, por cierto, falló porque en aquella época andaba encerrado en su Nube Negra, en canción y algún otro que no recuerdo. Pero como platos fuertes y broches de oro del curso estaban Angel González y el inmenso Mario Benedetti, que puso en pie al respetable cuando hizo su aparición en el salón, anciano y diminuto, ayudado a caminar por Luis y Benjamín, uno de cada brazo. El curso fue una verdadera delicia y lo pasé en grande, aún con la decepción que me produjo la ausencia de mi Joaquinito del alma; además de las conferencias, todos los participantes se prestaban al debate y la conversación y era un lujazo hablar con ellos. Pero lo de Angel González para mí fue especial. El último día se dedicaba a que los alumnos que quisieran leyeran en público algo de su "obra". Yo, que a veces tengo más valor que El Guerra y más moral que el Alcoyano, decidí leer un par de poemas. El público asistente no parecía tener mucho interés en escuchar poemas de principiantes y el salón estaba medio vacío pero, en el primer asiento de la tercera fila, estaba Angel González sin perder ripio, nunca mejor dicho. Cuando desde el escenario le ví allí con su gesto serio y sus ojos sabios, quise salir corriendo, alegar una mudez sobrevenida, una pérdida de memoria o un infarto repentino que es lo que estuvo a punto de darme. Pero ya no podía huir, no tuve más remedio que leer con voz temblorosa. En ese momento, para mí el salón y el escenario se quedaron vacíos, yo no veía a nadie más, ni abajo en las butacas ni a mi lado en la mesa; sólo leía para él. Cuando terminé y le miré, ví que sonreía y comenzaba a dar unas pocas palmadas lentas. En esa ocasión sí me acerqué a él y le agradecí la deferencia de haberse quedado a escuchar a los alumnos. Tuvo unas palabras amables y me dedicó Otoños y otras luces, que yo lo había llevado para tal fin. Lo guardo como un tesoro.

Esta mañana de sábado que me ha tocado trabajar, he salido a desayunar a Kon-tiki; al pasar por su portal he pensado en Angel González, hace mucho que no le veo, me he dicho a mí misma. Y me ha surcado la frente un mal presagio. Luego, al volver al despacho, han dado la noticia en la radio: esta madrugada ha fallecido en una clínica de Madrid, Angel González, a la edad de 82 años, tras sufrir una crisis respiratoria. ¡Qué sensación más rara me ha quedado! ¿por qué no me decidiría nunca a hablar con él en Kon-tiki?

En el último concierto de Sabina -sin contar el de Los dos Pájaros- en septiembre de 2006, una noche en Las Ventas que le levantamos la falda a la luna, Joaquín dedicó una canción a un joven de 80 años, de nombre Angel González, que le escuhaba desde el palco de autoridades; él se puso de pie y se llevó una ovación de gala. Puede que entonces ya fuera, como se definió a sí mismo en los tremendos versos de Aspero Mundo,
un escombro tenaz, que se resiste a su ruina, que lucha contra el viento, que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio. El éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento...

La televisión algunas veces, pocas, tiene cosas buenas. Son las diez y media del sábado y la 2 está emitiendo un magnífico programa de la serie Así es mi tierra, así es mi gente sobre Asturias, en el que Angel González en persona está contando su vida en aquella tierra. ¡Qué cosas! Me parece un mal sueño que ya no esté. No sé si voy a volver a desayunar en Kon-tiki

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.


Es lunes, 14 de enero, y he vuelto a Kon-tiki. He estado hablando con María, la camarera; me ha contado que se puso malo allí, que iba todas las tardes, que se emborrachaba dulcemente -...."cada noche se inventa,todavía se emborracha, tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone..."- unas veces solo, otras con amigos. Que no se cuidaba -Tose usted mucho, le decía María. Sí, tengo que dejar de fumar, pero ella nunca le creyó- Que era un hombre cordial, que la gente se sentaba con él. ¡Dios! ¿Como puedo haber sido tan imbécil? La de cafés que me he perdido...

jueves, 10 de enero de 2008

BARDEM

Entre los militares había un dicho muy famoso: "el que pregunta entra de guardia". No debía conocer ese dicho quien le hizo semejante preguntita el domingo en Manhattan, durante la entrega del premio al mejor actor de reparto, que le ha concedido el Círculo de Críticos de Nueva York; porque sólo a alguien muy ingenuo o que tuviera muchas ganas de entrar de guardia se le ocurriría preguntar a Javier Bardem que en quién se había inspirado para bordar -como, por lo visto, borda- su papel de asesino en serie en la película de los Coen 'No Country for Old Men' ('No es país para viejos').

Y es que en una fracción de segundo, Javier debió pensar que la ocasión la pintan calva y que así se las ponían a Fernando VII; sonrió y, sin despeinarse, contestó que se había inspirado en el Sr. Bush y se quedó más ancho que largo.

El curriculum de Javier Bardem deja pocas dudas respecto a sus facultades como actor. A saber:

1992 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Jamón, jamón—Candidato
1992 Goya al mejor actor --Jamón, jamón—Candidato
1993 Goya al mejor actor --Huevos de oro—Candidato
1993 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Huevos de oro—Ganador
1994 Mejor intérprete secundario de cine --Días contados—Ganador
1994 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Días contados--, --El detective y la muerte—Candidato
1994 Goya al mejor actor de reparto --Días contados—Ganador
1995 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Boca a boca—Ganador
1995 Concha de Plata al mejor actor --El detective y la muerte—Ganador
1995 Goya al mejor actor --Boca a boca—Ganador
1996 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Éxtasis—Candidato
1997 Fotogramas de Plata.- Mejor actor protagonista de cine --Perdita Durango—Candidato
1997 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Carne trémula--, --Perdita Durango—Ganador
1997 Goya al mejor actor --Perdita Durango—Candidato
2000 Oscar al mejor actor --Antes que anochezca—Candidato
2000 Copa Volpi al mejor actor --Antes que anochezca—Ganador
2000 Fotogramas de Plata.- Mejor actor --Antes que anochezca—Ganador
2000 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Segunda piel—Ganador
2001 Globo de Oro al mejor actor - Drama --Antes que anochezca—Candidato
2002 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Los lunes al sol—Ganador
2002 Fotogramas de Plata.- Mejor actor protagonista de cine --Los lunes al sol—Ganador
2002 Goya al mejor actor --Los lunes al sol—Ganador
2004 Fotogramas de Plata.- Mejor actor de cine --Mar adentro—Ganador
2004 Fotogramas de Plata.- Mejor actor protagonista de cine --Mar adentro—Ganador
2004 Copa Volpi al mejor actor --Mar adentro—Ganador
2004 Goya al mejor actor --Mar adentro—Ganador
2005 Globo de Oro al mejor actor - Drama --Mar adentro—Candidato
2007 Golden Satellites.- Mejor actor secundario --No es país para viejos—Candidato
2007 Golden Satellites.- Mejor interpretación masculina --No es país para viejos—Candidato
2007 Festival Internacional de Cine de Cannes.- Mejor interpretación masculina- Candidato
2008 Globo de Oro al mejor actor de reparto --No es país para viejos-- Candidato

No he visto su última película pero sólo por esa escena yo le daría el Oscar a los mejor puestos.

Yo se lo daría, pero algo me dice que esta vez no se lo van a dar. Aunque tengo para mí que ni falta que le hace.

sábado, 5 de enero de 2008

LA CAJA DE CRETONA

Quizá esta no era la mejor noche para estar sola, pero quizá esta noche lo suyo es estar sola. Algunas cosas hay que vivirlas sola.

He visto un poco la cabalgata por la tele. Cuando yo era pequeña mis padres tenían el buen gusto de no llevarme, creo que habría dejado de creer en los Reyes en el mismo momento en que hubiera visto a un concejal con la cara tiznada de betún. Los Reyes eran unos seres invisibles y misteriosos y el que los veía se quedaba sin juguetes. Yo cerraba los ojos muy fuerte, muy fuerte, para no verlos por el pasillo. Una cabalgata con mensajes políticos, aunque sean políticamente correctos -o peor si son políticamente correctos- y con unos Reyes Magos que felicitan al Rey de verdad, francamente, tiene poca magia. Ya puestos, podían haber ido Rouco Varela, García Gasco y Kiko Argüello encima de los camellos. Total, las túnicas son parecidas.

Así que he llamado por teléfono a Paloma y Marcos y, por suerte, sus padres -como a mí los míos- tampoco los habían llevado. Paloma me ha dicho que no tenía sueño pero que iba a leer un cuento en la cama para ver si le entraba; también me ha dicho que ya les había dejado agua a los camellos y polvorones a los Reyes, pero que papá cree que les gusta más el jamón. Y que ella ya había puesto sus zapatos y Marcos también. Mamá había puesto los suyos y los de Almudena y papá los iba a poner cuando terminara de hacer la comida de mañana. Todo eso me ha contado Palomita; Marcos en cambio, no se ha querido poner al teléfono; me ha dicho su madre que estaba como una moto saltando por los sofás.

Para mí esta noche es jodida, por razones obvias. Se me ha ocurrido hacerle un homenaje a Jaime, transcribiendo íntegramente al blog su última carta a los Reyes. Y, buscándola, he tenido los santos güevos de abrir la caja de cretona. Pero la carta no estaba allí, tiene que seguir en su mochila que la dejé con todas sus cosas en casa de mi madre, cuando la mudanza.

En la caja sólo he encontrado cosas horribles de aquella noche. Informes que nunca había tenido valor para leer, explicaciones en términos médicos de aquello. Y he comprobado que dieciséis Reyes después las lágrimas saben igual de saladas.

Sí, realmente, hoy era una noche para estar sola. Ojalá le trajeran el barco de los airgam boys.

FUERZA DE VOLUNTAD

Una vez dejé de fumar. Apagué el cigarrillo que tenía entre los dedos y lo aplasté con rabia contra el cenicero. Me quedaba más de la mitad del paquete y lo guardé en un cajón.

La primera semana me pareció fácil porque mi cuerpo estaba tan intoxicado que rechazaba el tabaco. Pero a medida que me fui limpiando por dentro, empecé a añorarlo y a desear que aquella nube de humo que me protegía de todos los peligros que acechan en el aire limpio, envolviera de nuevo mis pulmones y mi vida. Estuve cuatro años sin fumar, desde el 97 al 2001 creo que fue, pero no me olvidé del tabaco ni un solo día, ni un solo momento. Ni cuando estaba triste ni cuando me reía con los amigos. Ni tomando copas ni después de. Ni a medias ni en soledad. Nunca.

Me gustaba aspirar su olor y jamás evité los ambientes de fumadores. Los amigos me ofrecían cigarrillos sin acordarse de que ya no fumaba; seguramente nunca se lo creyeron.

Ahora llevo siete años fumando y ya no me acuerdo de aquellos cuatro de abstinencia. Mi casa ha recuperado el olor del tabaco y yo mi tos y mi voz característica. Hay quien me llama Chavela Vargas.

Quiero decir con esto que la fuerza de voluntad nunca ha sido mi mejor virtud. No sé si me explico...

martes, 1 de enero de 2008

AÑO NUEVO

Hasta el sol está perezoso esta mañana inaugural, las calles desiertas y un viento que arrastra restos de la noche: vasos de papel, gorritos y confetti. También en mi casa se ha instalado el silencio, parece que el teléfono se ha declarado en huelga.

En la tele bailan mis príncipes azules y levantan en vilo a princesas etéreas.

Yo, sola en bata y pijama, escucho la música de los cuentos de hadas y un
Danubio de todos los colores me inunda el alma de melancolía.

Qué le vamos a hacer, así es la vida...