domingo, 29 de abril de 2012

AHORA LO SÉ

Tu me diste a probar el fruto verde
de tus ojos negrísimos.
(José Luis Zúñiga, 27 ciruelos por delante)







Resonaban sus versos en la sala
en las voces de amigos y en la suya
que no hemos olvidado,
que no olvidamos nunca,
que ya es cuerpo en el aire
de Libertad,
voz de la libertad.

La emoción se cortaba entre sonrisas,
entre sonrisas hechas de nostalgia.

Hubo los que lloramos vergonzosamente,
sin vergüenza,
sin pudor ni recato, a moco suelto,
elemental, primario, 
obscena exhibición de una tristeza.
que acaso sin derecho
nos hemos apropiado.

Hubo los que aguantaron como héroes

y leyeron sus versos con el tono preciso,
los que no respiraban
para no profanar la magia del momento.

Ella cantó,
y sonrió tranquila a unos y a otros
y se dejó abrazar miles de veces
sin perder el sosiego de sus ojos.

Cuando todos nos fuimos
ella volvió a su casa. 
                                Sonreía.
Él la estaba esperando
                                  como siempre.

viernes, 27 de abril de 2012

LA MADONNA

(Madonna negra con gemelos Vanessa Beecroft, Museo Guggenheim Bilbao)

Yo podría, quizá,
escribir un poema sobre el hambre
que tal vez revolviera las conciencias
y acaso me brindara algún aplauso
si lograra esmerarme
y le imprimiera el conveniente ritmo.

Podría, sí, lo mismo que la artista
ha elegido con mimo el rojo exacto,
ha colocado el pliegue de la tela,
el ángulo correcto de tu cuello,
el contraste del blanco de tus uñas,
el fragmento de pie que asoma por el borde
y el punto donde debe perderse tu mirada.

El ébano tallado de ese trono,
a juego con tu piel,
no es el suelo de tierra donde yaces de noche;
esos hijos famélicos, prestados por su precio,
dibujan la adecuada simetría
de un artístico encuadre.

Está todo perfecto.
Sólo quiero, Madonna, saber si tu posado,
si la obra de arte fruto de tu tragedia
te ha dado de comer un par de días
y ha librado a esos niños de la muerte.

jueves, 26 de abril de 2012

PERDEDORES Y PERDIDOS


A veces desearía llorar sencillamente

por las cosas que manda la costumbre
-la enfermedad, la muerte, la distancia
o la decrepitud que me amenaza
clavándome sus garras en la carne-
y no por las razones que guardan los silencios,
las miradas huidizas,
la piel imperturbable,
la expresión extraviada en un abismo
de arenas movedizas dispuestas a engullirme.

Resulta indispensable poner nombre a la pena,
no sirven las heridas incruentas,
los dolores dispersos del espíritu,
indicios inequívocos
de algún desequilibrio sospechoso.

Es necesaria una indefensa víctima
y a ser posible un pérfido culpable
para que la tristeza esté justificada.

Y aún es mejor lucir sobre la frente

sello de perdedor;
caminar cabizbajo, perder peso
-unas buenas ojeras suelen dar resultado-
y un cierto desaliño, es casi imprescindible
para excitar los buenos sentimientos
y lograr un abrazo solidario
durante unos instantes.

Sin estas condiciones apenas se consigue
un furtivo reflejo en otros ojos
y una sonrisa cómplice
                                  ...si acaso.

lunes, 23 de abril de 2012

RECITAL


Con motivo de la II Semana Complutense de las Letras, María Antonia Gárcía de León, María Antonia Ortega, Paloma Soria y yo volvemos a reunirnos en la Sala de Conferencias del edificio nuevo de la Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense, a las 12 de la mañaba, para ofrecer el recital conjunto Visibilizando a las Poetas, de nuestros poemas y las canciones de Paloma. Nos presentará José Elgarresta.

Nos encantaría que nos acompañaráis.

viernes, 20 de abril de 2012

UNA ALEGRE MAÑANA

La luz de la mañana
se me antoja excesiva, como de mala foto;
no matiza perfiles ni define las sombras
es demasiado intensa para mi escepticismo.
Las jóvenes parejas
juegan a cambiar besos como si fueran cromos;
quizá ignoran que un beso nunca está repetido
o quizá, simplemente, los envidio.
Las familias modelo, con ropa deportiva,
consumen sus angustias en el hipermercado
¡ojalá sean felices!
Y la mujer gitana que pregona claveles
lleva en su vientre el hijo que hace el número ocho.
Y también vivirá,
suelen vivir los hijos, casi siempre.

He comprado unas flores -blancas, como tu risa-
todas juntas parecen un helado de nata
que te llevo de postre.

Para que no se sequen
las pondré en un un jarrón lleno de lágrimas
y adornaré con ellas tu retrato.
(Pintura de Carolina Torres Martín)

sábado, 14 de abril de 2012

TAN LEJOS

Se ha ido la noche como tantas otras,
casi sin despedirse,
con un hasta mañana distraído.

Se ha ido la noche con el dolor antiguo
el que nunca miramos a la cara
quizá porque no tiene remedio.

Se ha ido la noche pero yo me quedo
en medio del silencio,
a solas con la pena limpia de polvo y paja.

Está tan lejos todo lo que quiero
como si nunca hubiera sido mío;
todo por lo que muero a trompicones

lo siento tan lejano como a un contestador
que respondiera a un grito de socorro
déjame tu mensaje,

y yo te llamaré lo antes posible.
Un cigarro tras otro, porque copas no quiero.
Quiero ver los motivos y entender

por qué demonios son así las cosas.
(Dibujo de José Manuel Merello www.merello.com)

martes, 10 de abril de 2012

PECADOS CAPITALES

El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
(Khalil Gibran)

De los siete pecados capitales
la envidia es el más triste.

Sólo trae sinsabores
sin el goce primario de la gula
ni la satisfacción de la soberbia
ni siquiera el alivio momentáneo
de una explosión de ira
o el mezquino placer del avariento
contando y recontando su fortuna.

Y qué decir de la suave blandura,
el dulce bienestar que la pereza
derrama en nuestro lecho
o el temblor de la piel electrizada
cuando da rienda suelta a la lujuria,
la reina indiscutible del pecado.

Pero la envidia no,
la envidia es un veneno pegajoso
que crece como un cáncer, invade el sentimiento
y no hay quimioterapia que lo arregle.

Al pobre desdichado que le ataca
le amarga la existencia
impidiéndole ver su propia suerte;
poco a poco le roe las entrañas
y le va sumergiendo en su miseria,
nauseabunda y mediocre,
y muere de abandono.

miércoles, 4 de abril de 2012

NOSOTROS, LOS DE ENTONCES


Se me han ido muriendo los amigos
se me han ido cayendo del abrazo
(Mario Benedetti, A ellos)


Quedamos ya tan pocos
que da cierta vergüenza
continuar sin vosotros,
ocupando el espacio que dejasteis vacío
y viviendo una historia en la que faltais tantos.

No puedo llevar flores a todas vuestras tumbas,
a las tumbas que guardan pedazos de mi vida
que os llevasteis pegados a los años más jóvenes.

Hubo los que os marchasteis sin saber hasta dónde
yo era capaz de amaros
y otros de los que nunca supe si me pensasteis
una noche de insomnio
de esas en que se piensan tonterías.

Alguno se marchó de muerte improvisada
entre hierros torcidos y sirenas
gritando sin provecho.
O el corazón partido de un hachazo
sin daros tiempo a frases lapidarias
para grabarlas en la desmemoria.
Y hubo con los que quiso
lucirse con mayor refinamiento
y elaboró con mimo su triunfo
en tremendas batallas que librasteis
sabiéndolas perdidas de antemano.

Y entre los que quedamos, quizá alguno
no sabe que ya ha muerto de distancia,
la distancia infinita que interponen los años
entre los niños que crecieron juntos
y se hicieron adultos por su cuenta
y riesgo de olvidarse.

Creo que aún seguís vivos
pero no estoy segura; en cualquier caso
tal vez un día de estos
leamos mutuamente nuestra esquela.
Entonces será tarde para todo.