viernes, 26 de abril de 2013

¿NUEVE O VEINTINUEVE?

Hoy ha sido, mi amor, tu cumpleaños
y no sé cuántos cumples.
Serían veintinueve si estuvieras,
pero no estás;
así que digo yo que serán nueve.

No hemos soplado velas de tu tarta,
casi estoy por decirte
que nadie se ha acordado, ni siquiera la abuela.
Hemos estado hablando de otras cosas,
de cosas que suceden a pesar de la fecha.

Hoy he vuelto a estar triste igual que muchas veces,
pero no era por ti,
era porque la vida, vida mía,
sigue sin darme tregua.
Sin dejarme un minuto para llorar tu ausencia.

Porque hay otros dolores que se imponen
con una inmediatez tan invasiva
que enmudecen tu risa y mi vacío.

Porque llorar por ti sería un lujo
que ni siquiera puedo permitirme.

Pero a treinta minutos de que acabe tu día
quiero tomar contigo este gin-tonic
-que ya tienes edad-
y que soples las velas que alumbran la tristeza.

Sin pensar si son nueve o veintinueve.

NECESITO MEJORAR

No obtengo casi nunca la media necesaria.
Por mucho que me empeñe
siempre me quedo corta, no supero
la evaluación continua.

Es cierto que de pronto, sin estudiar apenas, 
saco un sobresaliente en utopía,
pero no es suficiente para alcanzar la nota
que exige la existencia.

Porque en esos exámenes
que me pone la vida por sorpresa,
suelo sacar un cero
y se me viene abajo todo el curso.

Estoy ya muy mayor para intentarlo.
Quizá fuera mejor que me rindiera,
nunca levantaré tanto suspenso.

miércoles, 17 de abril de 2013

¡TAXI!

Cuando la noche ataca por la espalda
nunca aparece un taxi.

Suele llover apenas, mansamente,
y me voy empapando sin sentir
de una humedad ambigua
que casi siempre viene del pasado.

Las penas se derraman por el suelo;
yo voy pisando charcos de memoria
y me río a lo tonto.

Y también el asfalto
parece que se ríe. No hace frío.
Una siente que ama porque sí,
porque es de noche,
porque huele a verdad y a despedida.
Nunca aparece un taxi
cuando la noche ataca por la espalda.

lunes, 1 de abril de 2013

EL CAMINO

Tengo aún muchas tardes que he guardado
(sin que lo sepa el tiempo)
donde el tiempo no llega a hacer limpieza.
(Manuel Cortijo Rodríguez. Memoria de lo usado)

Creo que he recorrido dos tercios del camino
-acaso más, quién sabe-,
lo que no ofrece duda
es que es mucho más largo
lo que he dejado atrás
que la exigua distancia que tengo por delante.

El último recodo
lo doblé hace ya mucho,
                                  sin embargo
afronto lo que queda
con con una extraña mezcla
de miedo y confianza,
sabiendo que me espera más dolor que alegría
pero sin renunciar a un minuto siquiera
del tiempo que me toca.

Porque soy la que soy por todas esas tardes,
madrugadas o noches
a las que no alcanzó la escoba de los años
y dejaron su rastro en mi memoria.

Y vendrán otros días,
armados con buriles de tristeza, de ausencias,
y quizá de algún rato parecido a la dicha
que grabarán más surcos en la piel de mi alma.

Para que cuando llegue al final del viaje
-que no puede estar lejos,
pues la cronología no gasta en miramientos-
sea un mapa de vida
con todo lo que guarda esa palabra.