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miércoles, 20 de mayo de 2020

NO QUIERO

No quiero que me roben la tristeza
y la cambien por rabia y por inquina
quiero llorar por todos esos muertos
que son míos y suyos y de todos
y quiero que mis lágrimas
no estén contaminadas
de su siembra de odio.

No quiero que me roben la conciencia
de todo ese dolor de los hambrientos
y lo tornen en asco y en arcadas
esos patriotas de guardarropía
que envenenan el aire
y que ensucian las calles
de esta tierra que amo.

No quiero que me roben la esperanza
de abrazar a mi gente,
de besar a mis hijos y a mis nietos,
de que vuelva el amor a emborracharme
sin que pueda enturbiarlo
su miseria mental y su veneno.

Tanto, tanto dolor que hemos pasado,
y tanta soledad, tanto silencio
en las cuatro paredes de las casas,
tanto esfuerzo común, para que ahora
vengan estos malditos a joderlo,
esta peste peor que cualquier virus.

De este no hay vacuna que nos salve.

domingo, 5 de noviembre de 2017

NO SON PRESOS POLÍTICOS

Estoy, como casi todos, absolutamente harta y asqueada del monotema. Y me da muchísima pereza hablar de ello. Pero como parece que hay que pronunciarse porque quedarse callada es señal de no sé qué tibiezas o miedos, cuando no de que callar es otorgar la razón a determinadas opiniones que circulan por aquí, pues vamos a ello.

No, no me alegro del ingreso en prisión de Junqueras y los demás, pero no porque me den ninguna pena sino porque creo que esta actuación judicial, lejos de beneficiar a la parte constitucionalista, insufla aire a la independentista y vuelve a poner en marcha, a toda máquina, la propaganda victimista del independentismo. Cualquiera que no esté ciego o malintencionado se da cuenta de que esto perjudica gravemente al Gobierno y a los partidos constitucionalistas en sus expectativas de cara a las elecciones del veintiuno de diciembre. Por lo tanto, no sé a qué viene decir que no hay independencia del poder judicial. Pero ningún juez puede adoptar una resolución en función de los efectos electorales que pueda tener para unos o para otros, sino en función de la gravedad de los delitos que juzga. Y estos señores han delinquido gravemente ya desde los plenos del 6 y 7 de septiembre en los que aprobaron unas leyes que sabían anticonstitucionales porque se les había advertido reiteradas veces, saltándose el orden del día de la sesión de su propio parlamento, sin dejar tiempo a la oposición para presentar enmiendas, con una presidenta descaradamente parcial y un parlamento medio vacío. Y en estas condiciones aprobaron la ley del referéndum y al día siguiente, en idénticas circunstancias, la Ley de Transitoriedad hacia un estado independiente. Un referéndum manifiestamente ilegal y además fraudulento, en el que cada uno votó cuantas veces quiso; todos vimos urnas en la calle en las que se votaba sin siquiera identificarse, introduciendo los sobres sin el más mínimo control. Y en base a semejante circo proclamaron nada menos que la independencia de una parte del territorio nacional. No, no me olvido ni disculpo la actuación de la policía. Fue una torpeza y una brutalidad absurda, pero eso no legitima lo que era ilegítimo.

Son delitos gravísimos, mucho más graves que todos con los que se los quiere comparar para descalificar a la jueza Lamela, mucho más graves que todos los expolios de los que hemos sido víctimas los españoles en los últimos tiempos (Gurtel, Bárcenas, Púnica, Lezo, etc. etc.), en los que nos han robado millones y millones de euros, pero ¿estamos a setas o a Rolex? Aquí han robado la democracia, han amordazado al menos a la mitad del pueblo catalán y se han saltado a la garrocha la Constitución y su propio Estatut. Y saltarse las leyes tiene un precio en cualquier estado de derecho.

¿Qué querían que hiciera la jueza? ¿Algo así como decirles venga chicos, iros a casa, sed buenos y no lo hagáis más?Ya está bien con el cuento de los presos políticos. No son presos políticos, son políticos que han ido a prisión preventiva porque han delinquido gravemente. Y ya está bien de presentar a España como un país tercermundista en el que no hay democracia ni garantías, porque no es verdad. El Partido Popular, mal que nos pese a muchos, ha ganado las elecciones legalmente porque la izquierda, por muchos y variados motivos que no voy a entrar ahora a analizar, no ha sido capaz de vencerle. Y si no nos gusta —que a mí no me gusta por sus inexistentes políticas sociales, por su inoperancia contra la violencia machista, por su actuación con los refugiados, por su inabarcable corrupción, porque se cachondea de la memoria histórica, etc, etc— habrá que ganarle en las urnas pero no ir diciendo por ahí que en este país no se respetan los derechos y que esto es una dictadura porque no es verdad. En un país sin democracia se encarcela a la gente por delitos de opinión, reunión o manifestación. Esos sí son presos políticos. Pero aquí cada uno opina y expresa su opinión libremente, se reúne con quién quiere y se manifiesta cuándo y cuánto quiere. Incluso ahora, con el 155 activado ¡Será por manifestaciones y soflamas!

Ya está bien de comedia, de victimismo y de mentiras. Estas encarcelaciones les han venido de perlas a los partidarios de la independencia y les están sacando el jugo hasta la extenuación, encabezados por su presidente “en el exilio”, que eso sí que da vergüenza. Ya es hora de que nos quitemos de encima los complejos que arrastramos desde el franquismo y nos atrevamos a ser de verdad una democracia que cumple y hace cumplir sus leyes.

lunes, 4 de febrero de 2013

A LOS JÓVENES



Te doy una canción con mis dos manos,
las mismas de matar.
(Silvio Rodríguez)

Llegó por fin el tiempo en que creía

estar amortizada y, por lo tanto,
podía equivocarme por mi cuenta,
sin riesgo de perder
nada más que lo mío, sin efectos                                         
nefastos para otros,
algo muy parecido
a lo que debe ser la libertad.

Mas hete aquí que viene una deblacle
que os deja sin futuro
a vosotros, que sois nuestro relevo,
la esperanza de un mundo más cabal.

Los monstruos del dinero,
saqueadores de sueños, ladrones de ilusión,  
se permiten el lujo de malversar la ciencia
que os ha costado años alcanzar,
os echan del edén sin miramientos
y a base de amenazas
-siempre hay otro que agacha la cerviz-
os reducen a esclavos por salarios de hambre;
esclavitud de lujo, con máster, con idiomas
para entender los gritos de los desheredados
y no perder detalle
de las viles falacias del poder.

Os roban el proyecto de la vida,
el derecho de amaros,
el gozo de ser padres
porque engendrar un hijo es una heroicidad.

Yo veo en vuestros ojos el miedo y la impotencia,
esas miradas limpias cargadas de dolor
y me recorre el cuerpo una oleada
de furia que no quiero reprimir.

Y unas terribles ganas de matar.

Los abuelos saldremos a la calle,
si hace falta, blandiendo las garrotas;
los atropellaremos con las sillas de ruedas,
revivirán los jóvenes que fuimos
para hacerles tragar su desvergüenza.

Y morderán el polvo.
Se arrastrarán igual que las serpientes
por el cieno que ellos han creado.

jueves, 31 de enero de 2013

INCONGRUENCIAS

Estoy viendo en la tele una peli de espías,
de gente que se mata no sé muy bien por qué;
yo tengo la cabeza en otra parte
pero tampoco sé cuál es ese lugar.

Cuando la espía rubia
y el musulmán convicto se besaban,
dejando a sus espaldas los muertos del guión,
les estalla una bomba que rompe los esquemas
de un final previsible. Ahora toca esperar.

Se me acaba el gin-tonic, me voy a ir a dormir.
Con un poco de suerte,
la semana que viene ganaremos al Barça
de una jodida vez.

A todo esto,
ni siquiera he pensado
qué tengo que comprar.

Es una noche absurda.
Premeditadamente la cabeza se atonta
para no echarse al monte y salir a la calle
con un Kalashnicov. 

lunes, 21 de enero de 2013

LEGALICÉMOSLA

Para acabar con la corrupción se debería hacer lo que muchos expertos llevan años propugnando para la droga y la prostitución, es decir, legalizarla, regularla por ley; e incluso crear una titulación universitaria con distintos grados de especialización: diplomatura, licenciatura, máster en algún paraíso fiscal de reconocido prestigio, y doctorado, para cuyo reconocimiento sería preciso leer la correspondiente tesis ante un tribunal debidamente cualificado y con experiencia demostrable. También se podría instaurar un módulo de Formación Profesional válido para operaciones de poca monta, por ejemplo, inferiores al millón de euros, para mayor agilidad en los trámites, así como un turno de Corruptores de Oficio para clientes sin recursos y una Corruptela de Guardia, con servicio las veinticuatro horas, para los casos de urgencia. Y que los pertinentes diplomas lucieran enmarcados en los despachos de los profesionales, junto a la orla de la promoción universitaria.

Ni que decir tiene que sería muy difícil obtener en la Selectividad la nota necesaria para estudiar Ciencias de la Corrupción y Dominio del Soborno, ya que se iba a convertir en la carrera de moda, como hace unos años Ingeniería de Telecomunicación o Ingeniería Informática, y que los estudios en sí serían duros, con asignaturas tales como Cohecho, Tráfico de Influencias, Evasión de Capitales, Falsificación de Documentos, conocimientos todos ellos imprescindibles para llegar a ser un profesional de primer orden. Sería necesario, obviamente, superar una durísima oposición para entrar en el Cuerpo de Corruptos y Corruptores del Estado, pero una vez obtenida plaza, tendrían el futuro asegurado, como los notarios o lo registradores de la propiedad. Lógicamente empezarían por plazas de escasa relevancia, pero así acumularían méritos y antigüedad para optar a otras realmente productivas, tales como Galicia, Marbella, Baleares, Valencia, Cataluña o, por supuesto, Madrid. 

Sería la forma de acabar con el indeseable intrusismo, que tira los precios y tanto daño hace a una honorable actividad que en España goza de gran tradición por su nivel de excelencia, internacionalmente reconocido.

Nada de secretismo, sobres bajo cuerda ni recibos sin I.V.A. Luz y taquífrafos, por favor. A partir de que fuera una actividad legal, todas las operaciones deberían facturarse con I.V.A. y la correspondiente retención de I.R.P.F, fecha,  firma y sello contrastado. Facturas que deberían aportarse a la declaración de la renta para así disfrutar de las ventajas fiscales a que dieran lugar.

Yo dejo la idea, para quien corresponda. O quizá pudiéramos promover una iniciativa popular con recogida de firmas para su trámite parlamentario.

viernes, 18 de enero de 2013

LA DROGA

Esto de levantarnos por la mañana cada día con un nuevo escándalo ya se ha convertido en una adicción, hasta el punto de que nos ataca el síndrome de abstinencia, con temblores, sudor frío y convulsiones, que no podemos calmar hasta que no nos administran la correspondiente dosis de corrupción.

Es lo que tienen las adicciones, que cada vez necesitamos una dosis mayor para aplacar nuestra carencia; lo de los viajes del Presidente del Consejo del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, con su novio-guardaespaldas, hace unos meses nos alivió un poco los temblores, sin embargo ahora mismo sería tan ineficaz como hacerle cosquillas a un difunto. Ahora necesitamos algo más fuerte; lo de Díaz Ferrán nos mantuvo unos días más o menos tranquilos, con los sudores relativamente controlados. Y, bueno, cuando falta un producto realmente fresco, de primera calidad, recién extraído de las cloacas y en perfecto estado, recurrimos al Caso Urdangarín que periódicamente nos proporciona un cierto consuelo para ir tirando.

Estos últimos tiempos hemos recibido tal sobredosis —que si BANKIA, que si Rato, que si las preferentes, que si Pepiño, que si Matas, que si Durán, que si Mas, que si Pujol, que si Güemes, que si González, que si Bárcenas, etc, etc.— que, francamente, miedo me da imaginar lo que nos va a pedir el cuerpo a partir de ahora.

Menos mal que tenemos garantizado el suministro. Muy caro, eso es cierto; pero mal que bien lo vamos pagando; con la sanidad, la educación, las pensiones, la dependencia, la investigación, los sueldos de los funcionarios, los desahucios, la cooperación internacional, los derechos de los inmigrantes, los seis millones de parados... en fin, siempre encontramos de dónde tirar.