domingo, 27 de agosto de 2017

EL LUGAR DE LOS CRÍMENES

Cuando a veces regreso al lugar de los crímenes
una tristeza sorda, insoportable
se me posa a la altura del diafragma
como si fuera un ave moribunda.

Paseo entre los pinos, los parajes que vieron
el lienzo de mi vida, aún sin manchar
por el burdo pincel de la derrota.

Se aparecen mis muertos con su mejor sonrisa,
solo ellos me acompañan;
los vivos me saludan -cómo estás,
me he alegrado de verte-
y siguen su camino.
Yo les miento que bien, que no me quejo,
tratando de esconder tras una broma
y una sonrisa falsa
esta vulgaridad de estar llorando.

La soledad aquí es más evidente,
más cruel y más impúdica;
me aferro a la correa de mi perro
y desando los días.

Ni siquiera hace falta despedirse,
hace tiempo que han muerto los adioses.

miércoles, 23 de agosto de 2017

A LOS HOMBRES DE MI VIDA

Mi padre me sentaba en sus rodillas
y hacía redondeles con el humo
de su eterno cigarro, yo intentaba
ensartarlos con el dedo
pero se deshacían en el aire, y más tarde
se deshizo la vida que él quiso para mí.
Era, como el poeta, en el mejor sentido
de la palabra, bueno.

Tengo un hijo varón que es hombre hace ya tiempo,
con todo lo que encierra esa palabra
—padre, hijo, pareja, trabajador, persona—
que lucha con sus miedos y esconde su ternura
y aun así se le escapa por los bordes
de una sonrisa tímida
cuando toma en sus brazos a un bebé
y que tiene muy claras esas cosas
que la gente decente tiene claras.

Tuve otro que no pasó de niño
—me lo robó la muerte en un rapto de envidia—
que vive en mi recuerdo y crece y se ha hecho hombre
mientras yo envejecía sin remedio
añorando su risa y sus abrazos.

Y tres nietos varones que los quiero
igual que a mis tres nietas
que los veo crecer con la inocencia
asomada a sus ojos y espero que la vida no les robe
la luz, la claridad, sencillamente,
esa hermosa limpieza con que miran el mundo.

Me gusta que haya hombres en mi vida
porque de ellos aprendo
cómo se ven las cosas desde enfrente,
su soledad distinta, el lastre inaguantable
de no ser nunca débiles, las lágrimas ocultas
¡Quién os habrá engañado, compañeros!

Me gusta compartir con ellos esos ratos
de ironía, de risas, ese punto sutil
que a veces se insinúa detrás de la amistad
y que me hacen sentir tal vez hermosa.

A algunos los amé con toda el alma,
—que es igual que decir con todo el cuerpo—
y luego los odié o eso creía
cegada por la rabia y el orgullo
—¡A mí, que soy tan alta, tan rubia, tan perfecta,
a mí, que les di todo!—
apenas sin pensar que ellos me amaron
lo mejor que sabían y no fue suficiente.

No os vayáis de mi vida, compañeros.
Quedaos a este lado, en la misma trinchera,
defendiendo el amor frente al espanto
de la violencia cruel que nos machaca.
No somos enemigas, compañeros,
estamos en lo mismo, en ser felices juntos,
en disfrutar la vida, que es muy corta,
y separados no valemos nada.

lunes, 21 de agosto de 2017

PARECÍA IMPOSIBLE

Parecía tan raro al despertar
encontrar a mi izquierda un espacio vacío
en lugar de tu cuerpo, parecía
difícil levantarme
sin haber escuchado el agua de la ducha
y esperar que volvieras
fingiéndome dormida, dejarme espabilar
a golpe de caricias, encenderme
y comenzar el día entre tus brazos.

Parecía imposible
deambular por la casa sin oírte
trastear al poner el desayuno,
aspirar el aroma del café, en un silencio
que gritaba tu nombre, parecía
que el mundo se acababa en esa casa
que de pronto se había vuelto inmensa,
deambular por la vida maldiciendo,
como un zombie rabioso.

Han pasado tres años y ya ves, compañero,
he aprendido a quererme un poco más
aunque a veces me aprieta un pellizco en las tripas.

Han pasado tres años y ya ves, compañero.
Contra todo pronóstico, vivimos.

viernes, 18 de agosto de 2017

MALA SUERTE

Yo no puedo exigirte que me quieras,
también a mí me quiso, hace ya tiempo,
algún descerebrado
sin encontrar en mí lo que esperaba.

El amor no es un acto voluntario
y si yo te he querido
mucho más que tú a mí, pues mala suerte.
No sé quién repartió
las cartas sin mirar dónde caían.

De lo que estoy segura es de que amarte
fue lo mejor que hice. Y eso basta.

miércoles, 16 de agosto de 2017

NO ME PREGUNTES

Ignoro en qué recodo de este largo camino
he perdido las ganas de vivir,
dónde está mi deseo,
a dónde fue mi impulso
de defender las causas perdidas de antemano,
cómo he llegado al punto
de dejarme morir
sin oponer ninguna resistencia.

Ya no quiero saber ni por qué estamos
comiéndonos la boca
mientras lloro mi propio funeral,
disfrazando de amor nuestro vacío,
engañando a la vida y a la muerte,
echándonos encima el uno al otro
las maletas cargadas de dolor.

No me preguntes nada,
que no sé ni me importa si te quiero.