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miércoles, 2 de marzo de 2022

ODIO

 

No hay volcán, terremoto ni tsunami 
que pueda compararse a la barbarie humana 
no hay monstruo más terrible que ese monstruo 
que nos despierta el odio a la gente decente. 

Escribimos poemas y vamos a la compra 
y llevamos al médico a nuestra gente enferma 
y nos enamoramos y vivimos 
y pensamos qué hacer en el futuro, 
dónde irán nuestros hijos, dónde irán nuestros nietos. 

Y hablan en la radio de no sé qué partido, 
de fútbol o político, 
 mientras ruedan los tanques con su carga de muerte, 
y el mundo mira atónito, paralizado y mudo 
su propia destrucción. 

Confieso que le odio y no me da vergüenza, 
es legítimo odiar al rey del odio. 
Quiero matarle, quiero torturarle, 
quiero verle temblar y defecarse encima, 
deseo que se ahogue con su vómito, 
que le exploten los ojos como globos 
de los niños que yacen muertos entre cascotes. 

Si supiera rezar, rezaría al diablo 
para que le mandara un rayo ardiente 
que achicharrara al genocida infame 
y muriera despacio entre alaridos 
que no escuchara nadie. 

Pero eso no será. 
Se morirá de viejo y en su cama 
como un buen ciudadano, 
le darán un sepelio con salvas y con himnos, 
con honores de Estado. 
Y una vez más la Historia será pisoteada.

sábado, 29 de agosto de 2015

ESTA NOCHE

En esta noche el aire
trae cierto olor a muerte
a pesar de que el perro

corretea delante de mis pasos
tan feliz de ser perro,
olisqueando el rastro de la vida,
de esa vida negada a los seres humanos
que cruzan las fronteras de una indecente Europa
reptando por la tierra, esquivando cuchillos.

Esta noche a la luna todavía le falta
un gajo de belleza
pero aun así está hermosa
y yo puedo mirarla disfrutando un gin-tonic

mientras veo que a un niño de la edad de mi nieto
le han traído las olas a la playa
como a un pobre pelele
vestido de bonito.

Luego tú me has llamado y nos hemos reído
descontando los días que faltan para vernos.

Hemos nacido aquí
en un país corrupto y miserable,
cómplice de la insidia,
mas podemos reír y contemplar la luna,
permitirnos el lujo de tomar una copa
y de echarnos de menos en la noche.


A mí me da vergüenza ser un poco feliz.

viernes, 14 de junio de 2013

MIRAR DE FRENTE

Mirar de frente es mucho más cómodo
que mirar de reojo o de costado,
duele menos el cuello y la conciencia
aunque ocurre que a veces
una se queda con el alma al aire
y se muere de frío sin remedio.

Si se entornan los ojos se protegen
de la excesiva luz
y encima guardan todos los secretos,
el problema es que salen arrugas y se forma
como una extraña mueca
donde debiera estar una sonrisa.

Una anda por el mundo como puede,
como le da a entender la Providencia,
pero aún no ha aprendido a engañar a la vida
-por raro que parezca a estas alturas-
ni a decirle que no cuando se pone a tiro.

No sé por qué me atraen las aguas pantanosas
donde bracean los desesperados,
los que se pliegan a las injusticias
como a una maldición, los que se dejan
pisar y luego piden perdón por las molestias.

No sé por qué me tiro a la piscina
si apenas sé nadar en mi provecho
cuánto menos para lograr que otro
salga a la superficie
antes de ahogarse en la resignación.

Por qué me nace el caballero andante
si a ciencia cierta sé
que no podré vencer a los molinos.
Por qué me meto en ciertos cenagales
donde lo más seguro es que me hunda.

miércoles, 6 de febrero de 2013

ALERTA

No dejemos que muera nuestra rabia
y se disuelva en la tristeza estéril.
No.

Hemos de alimentarla cada día
como se cuida a un hijo,
regarla con la sangre
que brota de las llagas de injusticia.

No permitamos que la indiferencia
nos apague la ira.
No.

Debemos avivarla
en nuestro corazón incandescente
hasta que alcance el cenit
y arrase a los rufianes.

Sacúdeme si ves que me adormezco
o me distrae el paso de las nubes.

Aléjame si acaso me embriagara
el vino de tu boca o cerrara los ojos
al rozarme tu cuerpo. 

No dejes que me olvide,
no bajemos la guardia ni un instante.
Ahora lo que importa es liberarnos.

Ya habrá tiempo, después, de ser felices.