lunes, 28 de noviembre de 2011

PROXIMO RECITAL

El próximo miércoles 14 de diciembre, en la Biblioteca Histórica de la U.C.M. "Marqués de Valdecilla" cuatro mujeres poetas ofreceremos el recital

VISIBILIZANDO A LAS POETAS

El acto lo patrocina la editorial Cuadernos del Laberinto y nos presentará José Elgarresta.

Será a las 19 horas. Calle de Noviciado, 3.

Las lecturas serán en el orden que aparece en el cartel, finalizando Paloma Soria que, además, pondrá un toque musical cantando sus poemas.

Estáis todos invitados.

sábado, 19 de noviembre de 2011

EL PARTIDO

Es raro gritar ¡goool! en solitario,
la voz suena como algo improcedente
en medio del silencio, solo roto
por el ronco vibrar de la nevera
y ese maldito grifo
que no termina nunca de cerrarse.

Atentamente escucho el ascensor:
creo que se ha parado en el segundo
y antes pasó de largo por el quinto.

Pero me he puesto en pie como otras veces,
como otras veces he gritado ¡goool!
abrazando al vacío
y he apretado los puños como siempre.

Ahora va a resultar que no estoy muerta.

Hoy he vuelto a fumar, aquí hay partido;
aún le puedo marcar algunos goles
a esta jodía vida.

Aunque sea en el tiempo de descuento.

AGUAS ESTANCADAS

Acaban de pasar las seis y diez
y ya está anochecido
una luz indecisa se derrama
como si fuera aceite.

Sin remedio resbalo hacia la duda.


Va todo muy deprisa, no recuerdo
desde cuándo estoy muerta,
cuándo se me ha secado el corazón,
cuándo se me pudrieron los dolores,
cuándo las viejas lágrimas,
como aguas estancadas,
se me quedaron dentro para siempre.

No hay prisa, nadie aguarda
ni falta que me hace,
                                 así el fracaso
invadirá el sofá sin miramientos
y podrá apoderarse del mando de la tele.

Y después de cenar algo de régimen
para cuidar la línea a la tristeza,
la soledad sin trabas,
dueña por fin del centro de la cama,                   
morirá a pierna suelta.*

*Me he permitido tomar prestado de nuestro querido Zuñi este último verso.¡Qué le voy a hacer si él lo dijo antes!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL DIENTE DEL CABALLO

A caballo regalado
no le mires el diente.
(Refranero popular)

No preguntes por qué;

te amo y eso es más que suficiente.
No busques los motivos
es posible que ni siquiera existan.

No podría adorarte igual que a un dios
y al tiempo estremecerme entre tus brazos,
ni deshacerme en mieles como ofrenda
solo por gratitud
ni entregarte mi vida, boquiabierta
ante la magnitud de tu intelecto.
 
No investigues por qué corren los ríos

o cambia de color el firmamento,
no examines los pliegues que conforman
nuestras contradicciones,
afortunadamente
hay pasiones que escapan a la lógica
y a pesar de nosotros sobreviven.

Si la fortuna nos eligió a ciegas
dejémonos llevar.

No saquemos la lupa

para mirar el diente del caballo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

EL "BLAS"


A los que no pudistéis asistir os dejo una pequeña reseña del acto del jueves pasado y a todos los que estuvistéis acompañándome quiero daros las gracias una vez más. Para mí fue una tarde noche absolutamente inolvidable por varias razones. Primero por dar  una alegría a mi madre, que hizo el enorme esfuerzo de estar allí y creo que no me equivoco si digo que lo pasó muy bien.

Las intervenciones del grandísimo poeta José Luis Morales y de Sabina de la Cruz, fueron espléndidas, de una gran categoría tanto literaria como humana. José Luis dijo entre otras muchas cosas:

Y la poesía, la buena poesía, es el arte de decir mucho con pocas palabras, de sugerirlo todo sin mencionarlo casi. No se trata de elegir vocablos con pedigree lírico, cultismos rebuscados, arcanos del diccionario. La poesía no está en la rareza de su léxico, ni en lo insólito de sus expresiones. Al contrario, la poesía está precisamente en la sencillez con que se dice lo que nunca antes había sido dicho así, lo que nunca antes había sido sentido así. 

Y Sabina que, dicho sea de paso, es una persona adorable que no me extraña que tuviera a Blas de Otero durante toda su vida comiendo de su mano, me regaló palabras como éstas:

En sus versos he encontrado SOLEDAD (poblada de sombras que un dia fueron amadas o nos amaron) y DOLOR. Pero también, y con frecuencia, una veta de ternura, expresada con un lenguaje desgarrado y refrescante, en formas coloquiales y cotidianas. No hay arrepentimiento, sino una valiente aceptación de las propias equivocaciones o renuncias, envueltas en una irónica mirada.

Comprenderéis que escuchando estas cosas, una haya engordado al menos un par de kilitos. Si a eso unimos que estuve rodeada de toda la gente que quiero, pues como dije allí, miel sobre hojuelas.

Y la intervención de mi nieto Jaime cuando gritó ¡ABUELA ANA! en medio de tanta seriedad puso el toque divertido. ¿Qué más se puede pedir?

Pues eso, que intentaré alcanzar el nivel poético a que me obliga este premio, aunque insisto con Groucho Marx en que no sé si me conviene entrar en un club que admite a gente como yo.

martes, 1 de noviembre de 2011

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ!

Yo quiero un caballo negro
y unas espuelas de plata
para alcanzar a la vida
que se me escapa,
que se me escapa.
(Atahualpa Yupanqui)

Hoy es un día feliz, mamá, porque cumples noventa años.

Hoy es un día triste, mamá, porque cumples noventa años.

Así es la vida, una pura contradicción. Y tenerte aquí, entre nosotros, con esa privilegiada lucidez tuya, es un lujazo y un motivo de alegría. Pero también sé que esa privilegiada lucidez tuya no te permite disfrazar la realidad y que tu proverbial rebeldía te impide aceptar con plácido conformismo las inevitables limitaciones físicas que conllevan tus nueve décadas.

Yo sé que quieres irte porque no te gusta lo que ahora te toca. Pero también sé que quisieras galopar a lomos de ese caballo negro y dar alcance a todo lo que ya se te ha ido. A todos los que ya se te han ido. Quisieras alcanzar a la adolescente de 1936, enardecida por los ideales en los que siempre creíste, hasta ahora mismo. A la guapa, inteligente y coqueta mujer de los primeros cuarenta, adorada por el elemento masculino. A la recien casada, a la madre primeriza, incluso a la abuela joven que muchos tomaban por madre de mi hijo, tu primer nieto. A tus padres, a papá, a Nena, a Jaime. Picarías las espuelas de plata para alcanzar con el lazo a aquel chico tan listo, tan guapo, tan ingeniero que era tu hermano y que ahora no reconoces en ese anciano perdido en el alzheimer en que la vida lo ha convertido. 

Y quisieras atrapar con el lazo los sueños que no llegaron  a cumplirse. Pero vamos a ser serios, mamá. No hay motivo de queja. Cierto que en noventa años da tiempo a ver muchas cosas, buenas y malas, y en nuestra familia -como en casi todas- ha habido de ambas a manos llenas. Y además tú has vivido como tuyas las penas que nos correspondían a los demás en primera instancia, que hasta me entraban celos de que lloraras a Jaime tanto como yo. -Es que -recuerdo que me dijiste- mi pena es doble porque lloro por él y por ti. Por él porque le quería muchísimo y ya no le tengo y por ti porque lo peor para una madre es ver a su hija como yo te estoy viendo a ti. Me dejaste sin respuesta, tenías razón; solo que yo también lloraba por ti, era un círculo vicioso del que parecía que no saldríamos nunca. Pero, mira, salimos. Y hoy Jaime es un recuerdo dulce que nos hace sonreír a todos, a ti también.

Tienes hijos y nietos de todos los colores ideológicos, con muy diferentes maneras de vivir. Yo sé que unos te gustan más y otros menos. A mí también, mira por donde, aunque seguramente no coincidimos en las preferencias. Pero has respetado a todos con sabiduría y los años te han hecho cada vez más comprensiva -no quiero utilizar la palabra "tolerante" porque me parece de una insufrible prepotencia ¿quién es nadie para tolerar o dejar de tolerar nadie?- y por encima de las diferencias siempre has puesto el cariño y has sido capaz de meterte en las diferentes pieles de cada cual.

Hoy nos vamos a jartar de llorar, lo estoy viendo venir. Pero van a ser unas lágrimas limpias, sin dolor; hechas de emoción y de gratitud; a ti y a eso que tú llamas Dios y yo llamo simplemente la vida, que nos ha dado tanto.

Quiero, mamá, que escuches bien atenta

un soneto tal vez inoportuno,
mas si te pones un poco contenta
de mis deseos habré logrado alguno. 

Si naciste en el año veintiuno
y si no me ha salido mal la cuenta
-lo he calculado desde el desayuno-
hoy, lo quieras o no, cumples noventa.

Aún mantienes el mismo poderío
que demostraste en todas tus edades
y a todos nos arrancas un gemío,

emoción en enormes cantidades
e incluso algún que otro escalofrío
por tenerte y decir ¡FELICIDADES!
(La niña de la foto es mi madre. Hoy cumple 90 años y sigue teniendo los mismos ojos.)(Soneto que le leeré hoy, en la fiesta que le hemos preparado sus hijos, nietos y bisnietos)