sábado, 31 de mayo de 2008

¡QUÉ DEMASIAO!


El calendario dice que estamos a las puertas del verano, sin embargo no se trasluce ni en la climatología ni en mi propia temperatura anímica. El verano, junto con el calor, trae una dulce laxitud a la vida cotidiana; una flojera perezosa invade los días, el ritmo frenético que llevamos se vuelve más pausado y más humano y hasta parece que los problemas nos conceden una tregua, para volver renovados en septiembre.

Pero este año no acabamos de entrar en el nirvana estival. El tiempo está indeciso, mayo ha venido marceando desde el principio y se despide con frío y agua. Llueve sin ton ni son, de forma caótica y en aluvión. Tan pronto nos ahogamos de sed como se desbordan los ríos, así no hay forma de hacer planes ni reales decretos de trasvases. Por otro lado nos agobian con la economía y la indigencia que viene, que a mí son cosas que se me escapan; pasamos de la opulencia a la miseria en un abrir y cerrar de periodo electoral. Yo sigo igual de pobre que cuando éramos ricos, tampoco entonces notaba yo en mis carnes tanta abundancia, mi vida es un continuo master en ingeniería financiera. Pero la radio, la tele y los periódicos nos machacan con negros presagios que serán ciertos, no digo que no, pero están creando una psicosis y una sensación de angustia que lo que provoca es que el poco dinero que haya por ahí se esconda en un agujero negro. Los pescadores en huelga contra mi ministerio -ahora somos medio ambiente y medio rural y marino, demasiados medios- y regalan pescado en Atocha. Ayer el personal se pasó la mañana llamando por teléfono para preguntar dónde era el reparto, encima de cornudos, ponemos la cama. Los transportistas amenazan, los agricultores también.

A mí no paran de llegarme e-mails convocándome a manifestaciones y protestas diversas y pidiéndome firmas contra todo. Unos los paso y otros paso de ellos. Que si contra la privatización de la sanidad y la enseñanza, que si las bombas racimo, que si la directiva europea de la inmigración, el maltrato de animales, la especulación alimentaria, etc, etc...todos objetivos muy nobles pero, francamente, una no da para más ni puede implicarse en cada una de las causas y estar todo el día pancarta en ristre. Porque lo primero es lo primero, quiero decir que lo inmediato y doméstico me deja poco tiempo y poco espacio libre en mi cabeza, soy así de prosaica. Confieso que todos esos asuntos, con ser tan justos, no pasan de ser temas de conversación en una reunión de amigos o argumentos para un post. Y tengo tres hijos, cinco nietos, una madre, amigas con situaciones personales jodidas y yo mismamente, que tampoco soy la reina del mambo.

Ana tiene problemas con Sandra, la chica hondureña que le cuida a los gemelos; está enferma y tiene que faltar, además de transmitirle todos sus agobios con los papeles y demás garambainas y estar pidiéndole pasta para esto o para lo otro continuamente. Esta semana hemos tenido que parchear la ausencia de Sandra entre Ana y yo. Cuando mis hijos eran pequeños, contaban con una abuela de las de antes que se podía quedar con ellos. Pero yo no doy la talla como abuela, porque sigo trabajando y tengo obligaciones propias. Marta no tiene esos problemas, pero tiene otros, digamos que más etéreos, que también me preocupan. Jesús y Sara, bien, gracias. Ese dibujo lo hizo Jaime cuando en el cole le pidieron que dibujara a su familia. No sé cómo interpretar el lugar donde me colocó, si como el último mono o como el hombre de la casa que guardaba las espaldas a todos los demás. A sus hermanas las pintó con faldita y atributos femeninos, a mí con pantalones y cerrando el grupo. Se admiten interpretaciones psicológicas.

Ayer me las prometía muy felices, pensaba salir de trabajar, comer en el ministerio y tumbarme en el sofá al llegar a casa. Pero a mi madre le surgió un nuevo achaque y me pasé la tarde con ella esperando al médico.

Lo siento, no he tenido tiempo de ocuparme de las bombas racimo.

domingo, 25 de mayo de 2008

UN DÍA DE CALMA

Pasar un sábado en casa, sola y voluntariamente es un verdadero placer. Ayer hice el propósito de no quedar con nadie, de no ponerme horario, de dejarme a mi caer. Levantarme cuando me lo pidiera el cuerpo -que a diario me pide dormir mucho más de lo que le dejo- desayunar sin prisas; ya espabilada, echarme otra vez en la cama con Javier Marías -bueno, con su libro- hace falta estar muy despierta para no perderse ni uno sus pensamientos y ver pasar la vida a través de esa mirada minuciosa con la que desmenuza hasta el más mínimo detalle del ser humano. No conozco otro escritor que saque tanto jugo de los gestos, de la expresión corporal, consiguiendo que el lector vea al personaje en sus tres dimensiones físicas y en las infinitas mentales y emocionales. Es un escritor denso y culto, no muy fácil de leer, que cada vez que se interrumpe la lectura hay que retroceder al menos un par de páginas para retomar en el último punto y aparte. Pero engancha y uno está deseando disponer de un rato largo para sumergirse en su literatura. Lo cierto es que cada vez envidio más a los buenos escritores y cada vez me hacen pasar mejores ratos. Además, cuando doy con uno de ellos, me ocurre -yo creo que afortunadamente- que consigo separar al autor de la obra, disfrutar de lo escrito independientemente de que me caiga mejor o peor el escritor y coincida más o menos con su ideología o su actitud vital.

Un día en casa, sola, da para mucho. Para leer como digo, para ver una peli antigua de Gary Cooper mientras meto los dobladillos de unos vestidos de la gorda -la gorda es mi nieta Carmen- para podar las plantas oyendo música y para pensar con calma en cosas de la vida. Por ejemplo, en por qué es tan difícil hablar de política sin acalorarnos y sin ofender a un interlocutor ideológicamente distinto o sin sentirnos ofendidos por él. He visto en la tele las imágenes de unos energúmenos insultando a Rajoy a la puerta de la sede del PP, pidiéndole a gritos y con gesto de furia que les devuelva su voto, y me he preguntado si no nos habremos vuelto locos. Si eso hacen con Rajoy, qué no harían con ZP si se les pusiera a tiro. Los poseedores de la verdad absoluta tienen un grave problema y es que a todos los que nos movemos en el campo de la duda, del sí pero no, de la crítica y de la autocrítica -aunque cada uno tire más para un lado que para otro- de la incertidumbre o de la simple evolución nos consideran sus enemigos. Eso es así en general, cuando se trata de rojos de mierda que no tienen nombre ni rostro conocido. Pero cuando se trata de alguien a quien conocen y a lo mejor hasta quieren, a lo más que llegan es a perdonarle la vida y quererle "a pesar de todo", en mi opinión con una falta de respeto absoluta hacia personas adultas que tienen derecho a opinar, a pensar y a dudar.

No sé, pero me da miedo tanta agresividad. Las verdades absolutas han producido mucho dolor y mucha muerte a lo largo de la historia. Ayer terminé el día viendo en la tele la tremenda película de Oliver Stone Nacido el 4 de Julio. Ya la había visto y tenía un recuerdo muy general de ella, pero anoche me estremecí con algunas escenas que tenía olvidadas. Cuando después de la terrible matanza de campesinos vietnamitas -se supone que es la de My Lay- los americanos sufren un ataque del Viet Cong y, en la confusión de la batalla, el soldado que encarna Tom Cruise mata a un compañero. Al llegar al campamento va aterrorizado a confesar su "crimen" a su superior y éste, enfurecido, le echa del despacho diciéndole que no quiere oir gilipolleces. No sé por qué os cuento una película que supongo que habréis visto todos, pero es que me da miedo el odio, me da miedo la falta de respeto, me da miedo la cerrazón. Me dan miedo las verdades absolutas.

viernes, 23 de mayo de 2008

...Y A MÍ QUE ME DA PENITA...

Pero Mariano, qué necesidad tienes de pasar este calvario. Vuélvete a tu registro de la propiedad, que es oficio de mucha pasta y pocos disgustos y que les den a todos por donde amargan los pepinos. Le darás una alegría a Elvira y a las niñas, que esto es un sinvivir.

Tu viaje al centro está resultando un viaje al centro de la tierra. ¡Hay que ver, con lo que tu has hecho por ellos! Que has estado cuatro años dando cobijo al acebeszaplanismo, sin decirles ni una vez siquiera eso tan castizo de porqué no te callas, que parece ser que era lo que a tí te pedía el cuerpo, y avalando la teoría de la conspiración para tenerles contentos y ahora te dejan tirado; uno se va a la telefónica porque por lo visto no se ha forrado lo suficiente en la política y el otro quién sabe dónde. Si ya te lo dijo Josemari cuando fue a apoyarte en el mitín de cierre de campaña con el jersey rosa -Mariano no apasiona- y tú te tragaste el sapito con una sonrisa flácida que no disimulaba tu humillación. Ahí empezó todo.

Y el caso es que hace cuatro días, cuando Espe se te puso farruca, todo eran adhesiones inquebrantables, que lo leí yo en El País; María, la heroína vasca, Camps, la Gospedal, la de Baleares que no sé cómo se llama, todos se hacían lenguas sobre tus muchas virtudes y tu incuestionable liderazgo. ¿Qué ha pasado, pues?. ¿Qué ha pasado, que hasta la AVT te da la espalda después de lo que has hecho por ellos? ¿Es que no se acuerdan de cuando le dijiste al Presidente en el Parlamento que estaba traicionando a los muertos? ¿Así te lo pagan? Menos mal que a algunos no se nos olvida y aquí estamos para echarte una mano en lo que sea. Porque no nos creemos eso que dicen de tí las malas lenguas, que estás abandonando las esencias esas. Alomojó era que esas esencias no te las creiste nunca, pero era lo que molaba y lo que sacaba los sábados a las multitudes a la calle a gritar aquello tan gracioso de Zapatero, entraste por Atocha, saldrás por Barajas y Zapatero, asesino. Y tú, al final de todas esas manis tan hermosas y tan alegres que se te saltaban las lágrimas, poniendo el broche de oro. ¡Cuánto sacrificio para nada! ¡Qué injusta es la vida!

Y Rato ¡quién lo iba a pensar! Se pasa cuatro años en el FMI, manejando la pasta que es lo suyo, sin mojarse para nada en ninguna movida y ahora dice el tío que no tiene nada que hablar con ese...y ese eres tú, Mariano. Desautorizaste a Piqué tres o cuatro veces públicamente y el tío tragó como un buen militante, hasta que al final le echaste -o le dejaste ir, que viene a ser lo mismo- porque era un poco tibio para lo que pedía la afición. Alomojó ahora te venía bien ¿has probado a llamarle?

Pero tranqui, tío, no pierdas los nervios. Que ahí tienes al abuelo don Manuel a tu vera y él es una autoridad. Aunque creo que el otro día también gritaron Fraga, traidor.

Menos mal que está Alberto, que es una persona querida en el partido y no es rencoroso. Un nudo en la garganta se le puso cuando no le dejaste ir en las listas, pero ya sabes cómo es, pelillos a la mar. Tú tranquilo.

martes, 20 de mayo de 2008

PEDAZO DE LUNA

Una se ha quedado frita en el sofá, delante de la tele; se levanta como un zoombie para irse a la cama y justo en ese momento se acuerda de que tiene la ropa en la lavadora sin tender ¡merde! Jura en arameo y sacando fuerzas de flaqueza, abre la ventana; entonces, sin comerlo ni beberlo, se encuentra semejante luna -que no es azul como canta Billie Holliday, es blanca con un cerco amarillo- colgada en el vacío de un cielo negro, negrísimo. Quizá esta noche blue no significa azul sino triste. Y una piensa que tal vez sea eso la soledad: mirar a la luna sin poder decir a nadie ven, asómate, mira que pedazo de luna te he colgado en la ventana.

Y una tiende la ropa -el deber ante todo, el deber siempre- y se mete en la cama con los pies fríos, con las manos frías, con el alma tiritando un poco. Ayer y antes de ayer había quitado la manta pero me la he echado otra vez, así es la vida. Estoy leyendo un libro muy bueno, quizá demasiado bueno para estar en las condiciones que estoy. Creo que no leo el libro, es el libro el que me lee a mí. Al final lo cierro porque la literatura de Javier Marías merece más concentración de la que yo le puedo dedicar esta noche. Porque en este momento mis pensamientos anulan los del escritor, mucho más inteligentes, mucho más elaborados. Pero ajenos. Y pienso que he llegado hasta aquí, a ser lo que soy esta noche -que no es gran cosa- después de un largo camino; y que no puedo ni quiero renunciar a nada de lo que he vivido y que ha dado forma a lo que ahora tengo para ofrecer. De todo lo que he vivido sólo reniego de la pérdida de Jaime, que maldito lo que me importa si me cambió como persona para bien o para mal; nunca, en ningún caso mereció la pena.

Todo lo demás me lo quedo, con sus luces y sus sombras. Los silencios, las luchas que me he comido -y me sigo comiendo- yo solita por la pura supervivencia; el dolor de un matrimonio ciertamente difícil, la asignatura siempre pendiente de la maternidad, una evaluación continua que apruebo por los pelos. Los amores fugaces y los que eran para toda la vida. Hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno, dice Sabina. Los recuerdos, los sueños, las realidades. La música, los atardeceres, las noches de verano. Los amigos de siempre y los de ahora; las pupilas en las que me he visto viva y las miradas que me han matado. Las vidas rotas de la gente que quiero, los que se han muerto, los que viven. Los que piensan en mi en algún momento, los que les pienso. Lo que dije y lo que callé, los abrazos que malversé y los que no dí.

La literatura, la política, las ideologías. Las ilusiones, las decepciones. Las noches perdidas, las copas, la tos, el tabaco. Mi madre, un poderío que todavía me acojona, con la edad que tengo, con la edad que tiene.

Sigüenza, Roma, Florencia, Canarias, París, Buenos Aires, Cádiz, Córdoba, Granada, Barcelona, Asturias, El Valle de Ancares, Galicia, Dublín, Lisboa, Ciudad Rodrigo, Carboneras, Medinaceli, Saúca, Marbella. Y Madrid, siempre Madrid. Todo lo que me dieron y el trocito que me dejé en cada una.

Soy lo que queda de todo eso. Y esto es lo que tengo para regalar esta noche. Pero me he echado la manta otra vez porque tengo los pies fríos.


jueves, 15 de mayo de 2008

HORRORES

Desde el día 3 de mayo, cuando se enfureció el viento a su paso por Myanmar -antes llamado Birmania, sin que el cambio de nombre acarreara un cambio de régimen, pues desde 1962 es el que a la junta militar le sale de sus partes, a pesar de que en 1990 convocó y perdió unas elecciones cuyos resultados se pasó por el forro- desde el pasado día 3, decía, han caído tantos desastres -naturales unos, provocados otros- sobre este planeta que una ya va creyendo que el Apocalipsis se acerca.

Todavía no se nos había borrado esa mueca, mezcla de dolor, asco e incomodidad, que se nos dibuja cuando la tele nos planta los cadáveres en medio de la cena, y ya nos llegaba la noticia de que un grupo que se denomina a sí mismo con palabras tan hermosas como "Justicia" e "Igualdad", había puesto una bomba en Jartum que dejaba doscientos muertos. Doscientos muertos igual de muertos que los nuestros del 11-M, con padres, con madres, con maridos, con mujeres, con hijos, con proyectos. Doscientos muertos, lejanos, pero muertos. Y dos días más tarde se nos atraganta la tostada del desayuno con la noticia del terremoto en China, que ha sepultado ciudades enteras.

En medio de todo este horror, reaparece ETA a poner su granito de arena y recordarnos que ella se encarga de que la muerte también tenga rasgos occidentales, incluso acento andaluz o melillense, el de un guardia civil de 41 años llamado Juan Manuel Piñuel; el de un hombre que quiso acortar el tiempo para volver a su tierra pidiendo el destino al País Vasco. Ha vuelto, pero muerto. Y ha concentrado en su cuerpo todas las muertes que esos cerdos intentaban provocar al poner una bomba, a las cuatro de la mañana y sin avisar, en una casa cuartel.

Los políticos, impotentes, se observan unos a otros, formulan las condenas de rigor, que suenan como una salmodia, y se ofrecen colaboración, mirando de reojo al electorado. Yo soy muy escéptica en cuanto a la sinceridad de esa colaboración pero también en cuanto a su eficacia. Porque aquí llevamos más de treinta años diciendo las mismas cosas mientras enterramos a los muertos, que si la democracia, que si la libertad, que si al final ganaremos, que si yo que sé...Se ha intentado todo, desde la mano dura hasta el talante, pasando por la guerra sucia, la Ley de partidos, la ilegalización de HB, pacto de Ajuria-Enea, pacto de Lizarra, etc... pactos diversos y negociaciones varias, con uno u otro nombre; incluso se ha negociado no con ETA sino con el llamado Movimiento Vasco de Liberación (Ansar dixit). Y todo ha resultado inútil para sanar esta lacra del estado de derecho, que no acaba de matarnos pero que se ha cronificado y ya casi consideramos inevitable. Al menos yo, francamente, no soy optimista. Tan sólo aspiro a que unos y otros tengan la decencia de no utilizarlo políticamente. Creo que no es mucho pedir.

Además, el goteo incesante, que ya es un chaparrón, de los asesinos de mujeres; ¿cuántas van ya?. Y ese nuevo goteo que también arrecia cada día más de los pederastas.

Definitivamente, Lennon era un soñador.

IMAGINE ALL THE PEOPLE
LIVING LIFE IN PEACE...

martes, 13 de mayo de 2008

UNA VEZ AL DÍA

Al menos una vez al día uno desea morirse y al menos una vez al día uno quiere vivir siempre y que el tiempo se detenga.

Al menos una vez al día nos sentimos desfallecer bajo el peso de la vida y al menos una vez al día flotamos ingrávidos como los astronautas en la luna.

Al menos una vez al día nos invade la nostalgia del pasado, al menos una vez al día lamentamos los errores del pasado.

Al menos una vez al día tememos al futuro, al menos una vez al día soñamos con el futuro.

Al menos una vez al día huimos de la soledad y al menos una vez al día nos refugiamos en esa misma soledad.

Al menos una vez al día queremos ser ricos, al menos una vez al día nos consideramos ricos.

Al menos una vez al día somos conscientes de ser afortunados y al menos una vez al día nos creemos tan desgraciados...

Al menos un minuto al día piensa en nosotros alguien insospechado, al menos un minuto al día pensamos en alguien que ni se lo imagina.

Al menos una vez al día alguien nos hace daño sin querer y al menos una vez al día herimos a alguien sin intentarlo.

Esto es así y en esta esquizofrenia seguimos viviendo.

domingo, 11 de mayo de 2008

CABLES

Empecé a cocinar el jueves por la tarde y la comida era el sábado; cada vez vienen menos mis hijos a comer, yo comprendo que es un follón sacar a los niños de casa, tres unos, dos los otros, que los pequeñajos se vuelven un poco locos, que no duermen, que se ponen nerviosos; pero bueno, un día es un día y la verdad es que los pobres enanillos se portaron bien, dentro de lo que cabe que cabe poco. Y como un día es un día, decidí hacer la comida más trabajosa y más complicada que se me ocurrió, ese plato que consiste en rellenar de carne picada tomates, pimientos, calabacines, cebollas y patatas y luego hacer una salsa con lo que se ha sacado de todas las hortalizas y cocinarlas en ella. Así dicho, parece fácil; pero teniendo en cuenta que éramos diez personas a la mesa y todos querrían probar cada una de las especies, había que rellenar diez de cada, total cincuenta piezas rellenas de carne picada. Eso no se hace en un pispás así que, como digo, empecé el jueves a destripar hortalizas y dejarlas listas para rellenar. El viernes llené los cincuenta agujeros abiertos con la correspondiente carne e hice la salsa. Puse al fuego dos cacerolas inmensas, recogí la cocina, y preparé la mesa añadiéndole las tablas para agrandarla, el mantel de hilo, la vajilla de las fiestas, en fin, un lujazo. Y el sábado ya estaba todo hecho y sólo quedaba esperar a que llegara la invasión: mis hijos, mis nietos, mi ex -que si hay que comer, se apunta- y mi madre. La comida transcurrió con relativa paz, los niños se portaron bien, se limitaron a espachurrar pegotes de pan en los sofás y a corretear por la casa como es su obligación. Palomita y Marcos comieron en la mesa con los mayores y cuidaron de los enanillos. Por la noche me fui a la fiesta de María, que cumplía cincuenta tacos -no voy a cumplir yo sola- y me dieron las cuatro de la mañana

Jesús y Sara me regalaron la trilogía de Javier Marías Tu rostro mañana, que me muero por leerla y que tiene la ventaja de que sólo tengo que abrir el libro y empezar a leer, sin enchufar ningún cable ni apretar ningún botón. Pero Ana y Marta me regalaron un DVD capaz de leer las pelis que pirateo de intenné, que el que tenía no las leía. Bien es verdad que se lo había pedido yo, pero nunca lo hubiera hecho. Porque llevo desde esta mañana encabronada con el puto DVD, tratando de conectar el cacharro con la tele y con el decodificador, siguiendo las instrucciones que me dá mi hijo por teléfono con infinita paciencia: mamá, tienes que hacer una cadena, la tele al DVD, el DVD al decodificador y el decodificador a la tele. Así de sencillo; me he vuelto loca con los cables macho y los cables hembra, que yo no sabía que los cables tienen sexo, he bajado cuatro veces al chino a comprar adaptadores diversos para cambiar el sexo de los cables porque necesitaba uno que fuera macho por los dos lados ¡qué cosas!. Pero ni con estas aberraciones sexuales he conseguido que se vea una peli, ni siquiera porno.

Así que me he rendido y le he dicho a Marta que me mande al tipo del cortinglés para que me lo instale y yo me he puesto a escribir este absurdo post, asumiendo mi absoluta incapacidad para la cosa de enchufar.

Y es que creo que cada uno sirve para lo que sirve y yo sirvo para rellenar pimientos, tomates, calabacines, cebollas y patatas, para poner una mesa preciosa, para emocionarme con mis nietos.

Ahora voy a hacer un cursillo acelerado de besos de tornillo para no dejar pasar de largo por mi puerta al hombre de mis sueños. Que espero que sea capaz de instalarme el DVD.

jueves, 8 de mayo de 2008

LLOVÍA SOBRE LA FUENTE


Pocas cosas tienen tanto poder de evocación como el olor a tierra mojada, aunque a veces no sé distinguir muy bien lo que me evoca. Es una rápida superposición de imágenes donde todo se mezcla, como en una película a cámara rápida, que me produce una presión en el pecho extrañamente placentera. Como si volvieran de pronto los mejores momentos de la vida y el mundo estuviera por estrenar. Va a ser verdad eso de que la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado.

Ha llovido esta noche y al salir a la calle olía a tierra mojada el parquecito de abajo. Seguía lloviendo y yo sólo llevaba un gorro -tengo una rara habilidad para perder paraguas- pero, quién sabe por qué, no me molestaba mojarme. Había un aire limpio y los árboles de mi calle brillaban con un verde intenso. Todo estaba fresco y reluciente, nuevecito. Me ha venido a la cabeza el verso de Sabina ...ahora que el mundo está recién pintado... esa canción llena de promesas insinuadas, que no prometen nada, como deben de ser las promesas: ahora que...ahora que...

Al salir del metro llovía sobre la fuente. El cielo lavaba Madrid, como los chorros del oro lo ha dejado, y el surtidor del centro de la fuente quería acariciar el cielo, estirándose y estirándose hasta pulverizarse en lágrimas de cristal.

Algunos días da gusto madrugar...

miércoles, 7 de mayo de 2008

DESPUÉS DE TODO...


...HACERSE VIEJA NO ESTÁ TAN MAL

martes, 6 de mayo de 2008

CUMPLEAÑOS

Cumplir los años que una cumple no es como para tirar cohetes, casi sería para entrar en depresión si una tuviera sentido común.

Pero si viene Mafalda en persona a desearme feliz cumpleaños, no puedo por menos que sentirme afortunada. Porque Mafalda consigue que se me caigan los años despacito, que me brillen los ojos, que se me borren las arrugas del alma.

Con ella vuelvo a la adolescencia y la vida empieza ahora; la vida es otra vez
UNA RELUCIENTE MADRUGADA
y sin darme cuenta paso de niña a mujer, en el mejor sentido de la palabra.

Esta noche que es mi cumpleaños me voy a regalar

y a celebrarlo con un gin-tonic, con un whisky y con Mafalda.

Lo siento, no estáis invitados.

lunes, 5 de mayo de 2008

Y AHORA UNAS RISAS...

¿QUIERE SER MILLONARIO?

domingo, 4 de mayo de 2008

EL DOS DE MAYO

La mañana estaba esplendorosa y en el Rastro había poca gente; poca si lo comparamos con los domingos, pero la suficiente para que estuviera vivo. Siempre es un placer ir al bar de Amadeo porque tiene los mejores caracoles del mundo y trata a cada cliente como si fuera el único. Porque el caldo de los caracoles levanta a cualquier muerto y, sobre todo, porque hablar con Amadeo es escuchar una lección magistral de vida. Nos dijo que lleva setenta años en el oficio pero que no se jubila porque sólo se jubilan los viejos. Nos obligó a mojar pan, mucho pan, y yo, que soy muy bien mandada, obedecí y me puse hasta las cejas. Había trabajo en la fiesta de Madrid y necesitaba la ayuda de su hijo. Su hijo, el pequeño de siete, es un chico alto, guapo y universitario -gracias a que Amadeo lleva setenta años sirviendo caracoles para que él y sus seis hermanos fueran universitarios - y pelín borde; perdona un poco la vida a su padre por ser bajito, por ser tabernero y por no ser universitario. No parece que le guste la cosa de servir cañas al personal y, como Amadeo se retire, acabará con el negocio en dos días, con tremenda eficacia.

Félix, el hermano pequeño de Amadeo, tampoco cumple los setenta y tiene otro bar a la vuelta, junto a la plaza del General Vara del Rey, el corazón del Rastro, donde despacha sardinas asadas y pimientos de Padrón. Félix es más serio y más taciturno que Amadeo; ahora, de vez en cuando, se permite el lujo de quitarse la chaquetilla blanca y quedarse en la puerta de su bar mirando pasar la vid
a, mientras su hijo lidia con la parroquia. Su hijo es un chico listo y voluntarioso que, si no le gusta servir sardinas, al menos lo disimula y trata bien a la clientela. La plancha se la trabajan dos chavalas, también de setenta y algo; una callada y seria, muy profesional; la otra, frescachona y conversadora, yo creía que era la parienta de Félix pero me sacó de mi error; a ella Félix no le toca ná; está allí por amistá y p'a echar una mano. Insinué que aquello era cansado, que tanto tiempo de pié...tontunas, si se lo quitan se muere, me dijo por lo bajini mirando de reojo a su compañera. Estaban ricas las sardinas, comiéndolas con los dedos y -vinito va, vinito viene- me coloqué un poco con una trompa castiza, sentimental y levemente cachonda.

Por la noche quise ir al TRENKE-LAUKEN, que hacía tiempo que no veía a Sonia; me alegró ver que ha sacado adelante el marronazo que le quedó hace dos años y medio, cuando murió Gustavo; es una mujer fuerte y valiente que ha sabido renacer de sus cenizas. Pero la noche se jodió porque salió a relucir la puta política y me sitiaron como a Agustina de Aragón en Zaragoza; así que saqué la artillería como pude, disparando desde la rabia, pero cargaron sobre mí los mamelucos y caí malherida. Sonia se fue sin despeinarse pero nuestra batalla fue demasiado larga y demasiado dolorosa. Nos dejamos muchos jirones por la M-30 y luego más por la Puerta de Toledo. Era la madrugada del tres de mayo pero no nos pudimos fusilar porque ya estábamos muertos.

El sábado habíamos quedado con Ignacio y mantuvimos el tipo a base de ibuprofeno y alkaseltzer, que nos aliviaron las heridas del cuerpo; Ignacio no supo que no estaba comiendo con nosotros sino con nuestros restos, ni que su buen rollo y su humanidad iban a ser un bálsamo para las heridas del alma que todavía sangraban a poquito que las rozáramos.

Después de la tempestad vino una bonanza soñolienta, cálida y reposada, disfrutando de las delicias domésticas, del sofá, de los almohadones, del pantalón ancho de casa, de una buena película mil veces vista, saboreada frase a frase, desmenuzada secuencia a secuencia. El sueño, las porras y un sol fastuoso que entraba por la ventana esta mañana acabaron de derretir los malos rollos.

Ahora Madrid está vestido de blanco, se oyen los claxons por las ventanas y la diosa está esperando a Raúl, que viene de camino a ponerle la bufanda y la bandera. En Pamplona, a doce minutos del final, ha marcado el Osasuna de penalty y ya creíamos que teníamos que volver a desmontar el tenderete. Pero los chicos han sacado del alma su particular Dos de Mayo y, como si los artilleros Daoiz y Velarde se hubieran levantado de sus tumbas, en siete minutos han disparado dos cañonazos históricos.

Hace unas semanas los engañé con el Geta, pero sólo fue una cana al aire de una vieja madridista. ¡¡¡CAMPEONES!!!