
A mi madre le he dicho que me operan el martes, porque prefiero darle las cosas hechas y ahorrarle la preocupación de la espera, de manera que si esto lo lee algún pariente o amigo que tenga contacto con ella, ruego que no se vaya de la lengua, please. Porque resulta que lo mío es sólo una anécdota entre una larga serie de desaguisados que últimamente está cayendo sobre mi familia -todos relacionados con la salud- que es que parece que los astros se han alineado contra nosotros o que nos ha mirado el cíclope Polifemo con su único ojo vuelto del revés. Y lo que le pueda evitar se lo evito, que ya está bien a los ochenta y ocho años que cumple dentro de tres días, aunque ella sigue diciendo que tiene ochenta y siete. La pobre está desbordada y eso que no sabe de la misa, la media.
Pues eso, que ya está aquí. Y que agradezco a todos vuestros comentarios, que me han hecho reír, me han acompañado y me han tranquilizado a partes iguales. Y que es un lujazo teneros ahí. Gracias.