La cosa más bonita de fumar es mirar la neblina azulada cuando se va a la deriva
Perdedores
Por si esto fuera poco
Daños colaterales
Un solo de saxo
Las horas contadas
JAIME
Este atronador silencio de los pájaros
Vivir con lo puesto
Memoria secreta de una niña bien
Plantas de interior
La niebla del tiempo
Premio "Blas de Otero" 2010.
Hazversidades Poéticas
Enésima Hoja
Antología de poetas contemporáneas
AMOR
Poesía amorosa contemporánea
Amor se escribe sin sangre
Antología contra la violencia machista
Todos los poemas y textos en prosa de este blog se encuentran bajo una licencia de Creative Com.
Conforme a la Ley 23/2006 de 7 de julio de Propiedad Intelecual, se prohibe su uso total o parcial, salvo expreso consentimiento del autor o mediante referencia expresa del mismo. En ningún caso se permite su utilización comercial ni modificación en todo o en parte de cualesquiera de los elementos citados.
Eso es lo que he autorizado que me hagan al firmar el consentimiento informado: abordaje cervical anterior, lo que en román paladino quiere decir que, en pleno uso de mis facultades mentales, permito que me den un tajo en la parte frontal del cuello e introduzcan por él diversos instrumentos cortantes y/o punzantes -ya sean en hoja o en punta- tales como tijeras, bisturís, escoplos, periostotomos, curetas, pinzas, disectores y otros artilugios, con los que abrir camino a través de ese laberinto de músculos, venas, glándulas, arterias, cartílagos o nervios -sin hablar de algunas tuberías de cierta importancia, como la tráquea o el esófago- que ocupa el interior de mi cuello y llegar a las vértebras C5, C6 y C7. Que digo yo en mi ignorancia, si el recorrido no sería más corto y menos accidentado entrando por detrás, con perdón por la manera de señalar. En cualquier caso, comparado con esto, firmar la eutanasia es una minucia, al fin y al cabo ya sabe uno a lo que va, y en cambio ahora se supone que uno suscribe el tal papelajo para vivir un poco mejor, pero vaya usté a saber...
Porque aunque una tenga confianza ciega en la pericia del artista -¡qué remedio!- quién me dice a mí que no va a tropezar con el esternocleidomastoideo, no sé, que le dé un estornudo y pinche en la yugular o perfore la tráquea, cualquiera puede tener un mal día. Que toque la glándula tiroides sin querer y se me disparen las hormonas; de ahí me podría venir nerviosismo, irritabilidad, insomnio y trastornos mentales que pueden oscilar desde la ansiedad al delirio; que se me caiga el pelo y se me separen las uñas de su lecho ungüeal. O que me rompa el cartílago cricoides y se me quede colgando el esófago.
Y no quiero ni pensar lo que podría ocurrir con mi body si al nervio vago le diera por ponerse a trabajar... ¡Dios me coja confesada!