martes, 14 de octubre de 2014

ABRAZO


Hay veces que la noche pierde pie
cuando llega a traición la madrugada
andando de puntillas
para darle una tregua a la tristeza
y convertirla en besos,
disolver en saliva las edades
y quitarle la ropa.
Y los cuerpos
-que no tienen principios ni vergüenza-
de pronto se amotinan, se licúan,
se hacen agua, enredados
en la engañosa fiebre del abrazo.