lunes, 23 de febrero de 2015

PENUMBRA

a mí,
que ya no sé
qué hacer de esta ternura que me callo;

(Vicente Martín)

No consigo evitar que se me duerman
de tedio los abrazos,
que la ternura
se pierda sin querer por el desagüe,
que la edad tome cuerpo
y se muera de asco y de desgana.

Cuántos besos han muerto sin besarte,
cuántos silencios gélidos
que nunca derretimos
ni supimos mezclar
con el salobre gusto de las lágrimas.

No quiero renunciar, no todavía,
a volver a temblar, a que el deseo
me desborde otra vez
y se llene de luz esta penumbra,
a renovar el aire enrarecido
que viene del pasado,
a dar a mi ternura rienda suelta.

Simplemente no quiero renunciar a vivir,
si es que me queda
escondido en el alma, agazapado,
un resto de coraje.