Me resisto a vivir en la nostalgia,
a anclarme en un pasado
que, si tuvo momentos de luz y de armonía,
también los hubo negros como noches eternas.
a anclarme en un pasado
que, si tuvo momentos de luz y de armonía,
también los hubo negros como noches eternas.
Y puestos a pintar de colores mi vida,
inventándome historias que nunca sucedieron,
prefiero decorar la de ahora mismo
con algún sueño hermoso e imposible.
Si he llegado hasta aquí con la cabeza
mínimamente lúcida
es porque no me aferro a un tiempo ya remoto
ni idealizo los días que se fueron.
Porque ya se han perdido algunos rostros
en una bruma turbia, algunos nombres
escritos en la arena o en la nieve
los ha borrado el agua o la ventisca.
en una bruma turbia, algunos nombres
escritos en la arena o en la nieve
los ha borrado el agua o la ventisca.
Hoy tengo que vivir con estos mimbres,
y con ellos tejer un cesto en el que lleve
lo poco que me queda de futuro.
Pero hay algunas noches que llegan por la espalda,
cuando estoy desarmada y distraída,
y dejan en mis labios una antigua humedad.
Yo sé que es de aquel beso, aquel, aquel de entonces,
que hace ya tanto tiempo que nos dimos.