viernes, 31 de mayo de 2019

FERIA DEL LIBRO

Si os apetece tomar el vermú el domingo en el Retiro, os estaré esperando en la caseta 132 con Daños colaterales, mi nuevo libro recién salido del horno de Huerga y Fierro.

jueves, 2 de mayo de 2019

LÁGRIMAS SECAS

Yo ya no lloro.
Ni siquiera cuando recuerdo
lo que aún me queda por llorar.
(José Hierro)

Lo peor de la edad
es que ahora no lloro casi nunca.
No sé por qué los años
me han secado las lágrimas,
se me pudren por dentro los dolores
como aguas estancadas,
como un lodazal sucio
que atasca el natural fluir del sentimiento.

No sé si en el pasado lloré más de la cuenta
y agoté las reservas.
Pero yo no sabía que se acaban,
creí que durarían para siempre
y lloré sin cuidado ni medida,
sin apenas pensar en el futuro.

Y ahora solo tengo como un peso en el alma,
una extraña materia
donde no se distinguen
unas penas de otras,
un impreciso bloque de dolor
donde se juntan muertes, soledades,
amigos que se fueron, injusticias
sin nombre ni apellido,
distancias insalvables y silencios,
amores que se mueren sin amarse.

Ahora ya no lloro casi nunca
pero nunca pensé que echaría de menos
el llanto sanador que purifica.

viernes, 12 de abril de 2019

REFUGIO

Es tan duro vivir, cariño mío,
tan ásperos los días y sus luchas,
tan pálida la luz de la belleza
y tan inapelables las derrotas

que a veces no me queda más salida
que refugiarme en ti sin que lo sepas,
utilizar tu nombre a espaldas tuyas,
abusar de tu voz y de tu imagen
a escondidas de ti y de tu mirada

para que me florezca un verso o una risa,
un intento de fe en mis semejantes,
un poco de esperanza
en que quizá es posible la dulzura.

lunes, 8 de abril de 2019

HÉROES

Nunca jamás saltamos
un muro coronado de cuchillas
ni cruzamos a nado los océanos
ni escalamos la cima
de ningún ochomil
ni tampoco bajamos
al centro de la tierra.

Tan solo acometimos
la inmensa heroicidad
de quedarnos mirando
cómo nuestras figuras se alejaban,
se hacían cada vez más pequeñitas,
cada vez más borrosas y más tristes.
Cada vez más extrañas.

sábado, 6 de abril de 2019

OLVIDO

Lo he intentado, mi amor, con toda el alma,
he querido olvidarte y no he podido,
he mirado a otra parte,
he apretado los puños y los dientes,
casi hasta hacerme daño,
cada vez que tu nombre me asaltaba,
cada vez que tu imagen renacía
de mis propias cenizas,
cada vez que tu voz repetía en mi oído
esas cosas que nunca me dijiste.

He querido reír, emborracharme,
perderme en espejismos imposibles,
inventarme una vida en la que no estuvieras,
y ya no se me ocurre qué mágica terapia
lograría borrarme tu recuerdo,
qué droga milagrosa tendría que fumar
para huir de tu sombra y devolverme
la paz, anestesiarme y morir otra vez
plácidamente
en el dulce vacío de tu ausencia.

LA BUENA EDUCACIÓN

Me trago las palabras, me comporto
civilizadamente, sin saltarme
las más elementales reglas de urbanidad.
Correcta, pero un punto distante, indiferente,
casi, casi antipática.

No te digo te quiero
ni que te echo de menos cada día
que pasa sin saberte, me pregunto
si es que ya lo olvidaste. Tu silencio
me hiere como un dardo envenenado.

Y sigo sonriendo tontamente
si alguna vez te encuentro
te beso en la mejilla sin mirarte,
sin abrirte los labios
y clavarte la lengua en el recuerdo.

Y sigo sonriendo tontamente
y te abrazo flojito
sin que apenas te roce la curva de mi pecho
en lugar de incrustarme
en la sima profunda de tus brazos.

Menos mal que mis padres
me dieron una buena educación.

martes, 12 de marzo de 2019

UN NANOSEGUNDO

Y de repente, sin venir a cuento,
se me cruza tu nombre delante de los ojos
como un fugaz relámpago. Me dueles un instante,
apenas un pinchazo
en un lugar ambiguo de mi pecho.

Pero aprieto los párpados, respiro,
le doy una calada al cigarrillo
y sujeto una lágrima
-debe de ser el humo o esta alergia
que dejan las mimosas-. Bebo un trago,
pulso el botón de cambio de canal,
enciendo otro cigarro y no hago caso.

Tampoco es tan difícil olvidarte.

martes, 26 de febrero de 2019

SUBJUNTIVO

En una mujer se entra
con toda la biografía
y esa fragilidad,
esa verdadera identidad,
que llamamos
lo puesto.
(Mariano Crespo)
No quiero conjugar
el pasado imperfecto en subjuntivo
ni volver a pensar si nos hubiéramos
encontrado los dos en otro tiempo,
cuando el camino estaba por andar
y era el futuro
como una esplendorosa madrugada,
ni perder un minuto imaginando
lo que pudo haber sido.

Hoy estamos aquí,
en un presente cada vez más corto,
llenos de cicatrices y de heridas de guerra
en el alma y el cuerpo
que nos han dibujado como somos ahora.
Esa es nuestra verdad, ese es el vino
que moja nuestros besos.

Yo te quiero vestido con tu historia
y regalarte lo que de mí queda
envuelto en el papel de los recuerdos
que guardan mis dolores más queridos,
los que no olvido porque son mi carne,
mi carne maltratada por la vida.
Ya nos advirtió Biedma que no era
tal como la esperábamos.

miércoles, 13 de febrero de 2019

CANSANCIO

Se me ha cansado el alma de quererte.
Al fin he renunciado
a quererte, a soñarte, a desearte,
a que tu nombre llene mis insomnios
y mis amaneceres ateridos,
a que mis días tengan

un sentido más bello que pensar
cómo ahorrar en la lista de la compra,
cómo pagar la cuenta del dentista
o cuándo debo hacerme los análisis
para que este viaje -¡qué ironía!-
sea largo, feliz y saludable.

No he renunciado a que me quieras tú
-ni en mis mejores sueños lo pensaba-
sino a quererte yo, que es lo más triste,
lo que deja mi vida más vacía,
lo que alarga mis días sin sentido
y los vuelve más grises.

Se me ha cansado el cuerpo de buscarte
en el semáforo que siempre toca rojo,
en el banco de un parque sin columpios,
en una esquina de la madrugada,
en un anochecer sin luna y sin tabaco,
en un bar sin amigos ni gin-tonic.

Se me ha cansado el sueño de soñarte
en esta realidad tan desabrida,
en esta falsedad tan imposible,
en esta soledad mil veces sola,
en el frío que me entra por la espalda,
en ese despertar buscándote a mi lado.

martes, 5 de febrero de 2019

QUÉ ENVIDIA

Qué envidia esas mujeres que nunca se equivocan,
que no hacen tonterías, que saben dónde pisan,
que jamás se enamoran de quien no les conviene
y siempre tienen tiempo para darte un consejo.

Qué envidia ese control sobre sus sentimientos
—en el caso hipotético de que tengan algunos—,
esa cabeza fría, esa condescendencia
con las pobres pringadas que sufren por amor,

ese saber estar sin hacer el ridículo,
esa seguridad que emanan a su paso
diciendo aquí estoy yo pero no se te ocurra
ni siquiera mirarme o saldrás trasquilado.

Qué envidia que se duerman
sin sueños que soñar y una calculadora
que no les falla nunca
en el justo lugar del corazón.

Qué envidia de la imagen impecable, perfecta
que devuelve su espejo,
sin el rimmel corrido ni una lágrima
derramada a destiempo.

Yo me pregunto a veces si nunca han deseado
morderte suavecito
—apenas con el filo de los dientes—
la parte más carnosa de tu labio inferior

si nunca habrán tenido
esa necesidad perversa que me asalta
de que sufras por mí, cariño mío,
no mucho, solo un rato, al recordarme.