lunes, 23 de noviembre de 2009

BABEL

Construyo con palabras un peldaño
de esta extraña Babel de los poetas;
un escalón pequeño, desgastado
por las huellas que dejan otros versos.

Alguien lo lee y entiende lo que entiende,
lo que se ajusta al molde de su idioma
y dice ¡qué hermosura,
qué bien cuentas las cosas que yo siento!

Después queda el silencio,
la muda soledad del extranjero
o del extraterrestre que navega
perdido en la galaxia.

Y es que, según y cómo, la poesía
es palabra dispuesta con oficio,
monólogo sin turno de preguntas,
un vicio solitario, dijo Biedma.

Pero hay otra poesía más doméstica
que no sale en los libros,
que no espera el aplauso de colegas
o lectores vagamente hipotéticos.

La que escribes en la cola del pan
esperando que salga recién hecho,
cuando pones la mesa...
Cuando tú te levantas con sigilo
y yo finjo que duermo.