domingo, 30 de noviembre de 2014

POLIEDROS

Resulta que la vida no fue como pensábamos
o al menos no la vimos desde todas sus caras,
resulta que el silencio se tragó los abrazos
y que no permitimos expresarse a la piel
ni le pusimos voz a los quereres.

Ahora parece ser que no estábamos solos
cuando el mundo se hundía
y no quedaba en pie
ni un árbol donde ahorcarnos.

Me pregunto por qué no lo dijimos,
por qué la soledad siempre estuvo tan sola,
qué malditos pudores silenciaron
las palabras de aliento
qué nos paralizó el gesto de cariño.

Ahora es un poco tarde para pedirnos cuentas,
para echarnos en cara
que no supimos ver el poliedro extendido
y no es momento ya de resarcir ofensas
ni de abrir cicatrices.

El poliedro se ve desdoblando los filos,
abriendo las aristas para poder mirar
el dolor que se esconde al otro lado
y quizá comprender que alguien nos amaba
y no supo decirlo.