viernes, 25 de diciembre de 2015

GLACIAR

Hay siempre un poco de locura en el amor.
Más también hay siempre un poco de razón en la locura.
(Friedrich Nietzsche)

Recuerdo aquella vez que nos besamos
como si nunca más existiera un mañana
y el mundo se acabase 
en el preciso instante en que mis ojos
detuvieron los años al cerrarse y tu lengua
suturó las heridas antiguas de mi boca.

Recuerdo aquel silencio que creció en torno nuestro
al callarse la música. Y dos copas a medias
con el hielo disuelto y mis zapatos
perdidos por la alfombra. Creo que poco antes
habíamos bailado no sé qué de Sabina.

Ni siquiera recuerdo en qué momento
aparecí desnuda entre tus piernas
invadida de paz y de ternura
y tú te derrumbaste 
como un niño indefenso, todavía temblando.

Mas no se paró el tiempo.
Luego vino un mañana y después otro
y muchos otros más con su carga de hielo,
la realidad a cuestas hasta hundirnos
en un glaciar temible.

No supimos salir y nos ahogamos.
Ateridos de frío, nos ahogamos.

Y hoy vamos pasando con un medio vivir
anodino, mediocre. Sin embargo 
nos ponemos muy dignos
y decimos con gesto de desdén
"más se perdió en la guerra"
y unas cuantas mentiras de esa clase.