martes, 2 de febrero de 2016

CAMPO

Si nunca caminaste conmigo en estos campos
no sé por qué repiten tu nombre las encinas,
los árboles desnudos y las hojas que piso.
Tu nombre en los recodos de calma y de penumbra,
en las humildes flores 
que tapizan la hierba efervescente,
en la desconcertante
perfección ponzoñosa de las setas,
en el batir de alas de aves fugitivas,
en el aroma a jara que ya anuncia la fiesta,
en cada lagartija que mi perra persigue.

Y también se me clava tu nombre en las espinas.
En las duras espinas del cardo borriquero.