Ya va convirtiéndose en una costumbre más de las fiestas navideñas el que se despida el año con algún desastre, ya sea catástrofe natural o provocada por la inhumanidad del ser humano. En 2004 las olas del tsunami nos arrasaron el corazón, arrastrando los muertos hasta nuestros árboles de Navidad. El fin de año de 2006, una bomba de ETA en el aeropuerto de Barajas acabó con el sueño al que algunos nos queríamos agarrar como a un clavo ardiendo; Y se llevó a dos inmigrantes por delante; además, el cuerpo de Sadam Hussein todavía colgaba de la horca mientras nos comíamos los langostinos, que no es que yo le tuviera especial cariño a ese señor, pero los mensajes de un pretendido humor macabro que corrieron aquella noche me daban ganas de vomitar. No negaré que el balanceo de la horca un hallazgo es, ni lo que se estira el reo cuando lo lastran por los pies, cantaba el ínclito Krahe.
Y este año Israel ha dicho que ya está bien de que le toquen los cojones los cohetes de Hamás y ha convertido la franja de Gaza en un infierno de muerte y dolor, de familias enteras masacradas, de niños asesinados, porque parece ser que tiene patente de corso para saltarse todas las normas de la ONU, ante la pasividad vergonzosa del mundo mundial.
Ante todo esto, feliz año amigos. La crisis por lo visto no ha hecho más que empezar y en dos mil nueve nos vamos a enterar de lo que vale un peine. En España ya se han enterado tres millones de parados. Zapatero trata de conseguir la cuadratura del círculo de la financiación autonómica y que todos se queden contentos mientras el Estado agoniza. Supongo que en esos presupuestos autonómicos habrá una partida para ayudar a la madre, como esos hermanos que pasan una pensión a sus ancianos padres para que puedan sobrevivir. A mí que me lo expliquen, pero o en la Moncloa hay una máquina de fabricar billetes o yo esto no lo entiendo.
Y bajando a lo particular y doméstico, hoy hemos tenido nuestro akelarre de todos los años. La comida de las brujas, que somos amigas desde los doce años y ya casi todas tenemos nietos. Como siempre nos hemos puesto guapísimas, mucho más que si hubiéramos quedado con un novio, que luego nos criticamos y nos contamos las arrugas. Nos hemos enseñado las fotos de los nietos y todas me han felicitado por mi nueva situación. Pero la comida se nos ha fastidiado porque Mariapi nos ha dado un susto de muerte, literalmente de muerte. Yo estaba enfrente de ella y de repente he visto que se ponía blanca, decía me encuentro mal y al momento se ha caído sobre el hombro de Marisol sin sentido, rígida, con los ojos girándole y fría. No tenía pulso. A mí me temblaban las piernas, Mª Paz lloraba, Pili le echaba agua por el cuello; horroroso. La cosa ha durado sus buenos tres o cuatro minutos y poco a poco se ha ido recuperando. Naturalmente hemos llamado al SAMUR, pero mientras llegaba le ha dado otra vez. Electro en la ambulancia, médicos, análisis, tensiómetros. Se la han llevado, hemos engullido la comida y nos hemos ido todas a la clínica. Y estaba en la calle fumándose un pitillo. Después de más electros, más análisis, más pruebas, han dicho que estaba muy bien y la han mandado a casa, pero yo no me quito el susto del cuerpo.
Mañana me voy a Marbella; que tengáis un año 2009 tan feliz como el mío. Por lo menos.
Y este año Israel ha dicho que ya está bien de que le toquen los cojones los cohetes de Hamás y ha convertido la franja de Gaza en un infierno de muerte y dolor, de familias enteras masacradas, de niños asesinados, porque parece ser que tiene patente de corso para saltarse todas las normas de la ONU, ante la pasividad vergonzosa del mundo mundial.
Ante todo esto, feliz año amigos. La crisis por lo visto no ha hecho más que empezar y en dos mil nueve nos vamos a enterar de lo que vale un peine. En España ya se han enterado tres millones de parados. Zapatero trata de conseguir la cuadratura del círculo de la financiación autonómica y que todos se queden contentos mientras el Estado agoniza. Supongo que en esos presupuestos autonómicos habrá una partida para ayudar a la madre, como esos hermanos que pasan una pensión a sus ancianos padres para que puedan sobrevivir. A mí que me lo expliquen, pero o en la Moncloa hay una máquina de fabricar billetes o yo esto no lo entiendo.
Y bajando a lo particular y doméstico, hoy hemos tenido nuestro akelarre de todos los años. La comida de las brujas, que somos amigas desde los doce años y ya casi todas tenemos nietos. Como siempre nos hemos puesto guapísimas, mucho más que si hubiéramos quedado con un novio, que luego nos criticamos y nos contamos las arrugas. Nos hemos enseñado las fotos de los nietos y todas me han felicitado por mi nueva situación. Pero la comida se nos ha fastidiado porque Mariapi nos ha dado un susto de muerte, literalmente de muerte. Yo estaba enfrente de ella y de repente he visto que se ponía blanca, decía me encuentro mal y al momento se ha caído sobre el hombro de Marisol sin sentido, rígida, con los ojos girándole y fría. No tenía pulso. A mí me temblaban las piernas, Mª Paz lloraba, Pili le echaba agua por el cuello; horroroso. La cosa ha durado sus buenos tres o cuatro minutos y poco a poco se ha ido recuperando. Naturalmente hemos llamado al SAMUR, pero mientras llegaba le ha dado otra vez. Electro en la ambulancia, médicos, análisis, tensiómetros. Se la han llevado, hemos engullido la comida y nos hemos ido todas a la clínica. Y estaba en la calle fumándose un pitillo. Después de más electros, más análisis, más pruebas, han dicho que estaba muy bien y la han mandado a casa, pero yo no me quito el susto del cuerpo.
Mañana me voy a Marbella; que tengáis un año 2009 tan feliz como el mío. Por lo menos.