sábado, 31 de diciembre de 2011

COSAS QUE NO SABEMOS

A Carlos

Estábamos tan sordos
que ni siquiera oímos tu silencio.

Estábamos tan ciegos

que no vimos tu mueca de amargura.

Hoy tu voz de papel
retumba en los rincones;
                                     no sabemos
cómo silbaba el viento a la hora exacta
en que te diste cuenta de que el mundo
se te había quedado tan pequeño
y que las primaveras se suceden
con la misma tristeza que el otoño.

Ya todo estaba hecho.


                                    No sabemos
cuándo se te cerraron los oídos
al canto de tus pájaros
y tu jardín ubérrimo se tornó inhabitable,
cuándo se vino abajo tu casa de muñecas.

Ni en qué lugar inhóspito viviste

ni en qué anónima piel se helaron tus caricias.

                                   No sabemos
si alargaste la mano hacia la nada
mientras todos dormíamos.