sábado, 9 de junio de 2012

TE QUIERO

-Te quiero -me dijiste, dos palabras
que las carga el diablo algunas noches
si, borrachas de luna, se deslizan
en la tibieza húmeda del beso.

-Te quiero -musité apenas entre dientes
y las dejé salir, sin sujetarlas
cuando aún estaba a tiempo.

No sabíamos
que no deben decirse
salvo en trance de muerte o en presencia
de un sagaz abogado.

En la urgencia febril de madrugada
es más noble exclamar "¡cómo me pones!"
en bruto y sin rodeos,
o cualquier ligereza
que electrice la piel lo necesario
pero que no penetre más adentro.

Te quiero,
dos palabras enormes que contienen
más de lo que parece,
más de lo que podemos permitirnos
más de lo que tal vez sepamos entregarnos.

Y son tan delicadas que se pudren
como rosas cortadas, se vacían
si no se las dedica el debido cuidado
hasta que ya no sirven
ni para desearse buenas noches.
(Dibujo de Roberto Villar Blanco. Nada que decirte)