viernes, 17 de agosto de 2012

EL MURO

Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación.
(Luis García Montero)


Es posible que exista una palabra
tan clara y transparente

que explique los enigmas del silencio,
mas cómo dar con ella
en medio de este estruendo de reproches.

Todavía es posible recuperar los sueños.
Y el beso. Y la ternura.
Todavía es posible creer que nos queremos.
Todavía es posible descubrirnos,
seguro que algo queda entre las ruinas,
un tesoro escondido tras el muro
que con tanto entusiasmo levantamos.

¡Qué derroche de fuerza, qué fatiga
para pulverizar las ilusiones!
Cuánto mejor sería
emplear nuestro afán en escucharnos 
y guardar el veneno bajo tierra.

Y un poco menos tú
y un poco menos yo
y mucho más nosotros,
con un dolor que es nuestro, que los dos
hemos alimentado sin descanso
hasta crear el monstruo que nos come.

Es un gran patrimonio de tristeza
en régimen fiscal de gananciales,
mientras que para el gozo
parece que elegimos separación de bienes.

Mas no hay ninguna norma en que apoyarse
para explicar a un niño
que no existen los reyes
y su mundo es un mundo de mentira.