Querer es verbo irregular, tan raro
que cambia la raíz según el tiempo
y engaña al que se empeña en conjugarlo
cuando el presente viene de un pasado imperfecto,
más bien indefinido.
El futuro es el tiempo más difícil
con tantas erres dobles:
te querré, me querrás, nos querremos, acaso,
contra cualquier marea y cualquier viento
de fuerza variable.
Lo malo es que se debe conjugar a dos voces
con diferentes modos de quererse.
Y es que el indicativo sólo indica
el hecho sin adornos,
mientras que el subjuntivo necesita
detrás una oración. Subordinada.
Mas el peor de todos es el condicional:
¡Ay, cómo te querría
si consiguieras ser otra persona!