miércoles, 19 de septiembre de 2012

VEINTE AÑOS

Una vez más recorreré,
con mi ramo de flores en la mano,
el camino que lleva hasta la nada,
hasta la fría piedra con tu nombre,
como el año pasado, como el otro,
como desde hace veinte.

Dicen que las decenas cierran ciclos
pero hay algunas cosas que no cambian
aunque tengan un cero en la memoria.

Mentiría si ahora te dijese
que me duele tu ausencia igual que entonces;   
no, no me duele igual,
porque el dolor ahora se ha hecho parte de mí,
es ya mi esencia,
mi propia forma de habitar el mundo.

Si antes me sangraba a borbotones
la herida de tu muerte,
hoy, veinte años más tarde,
es una cicatriz, un grueso callo
que endurece mi piel
para todo lo que ha venido luego
y que no cesa nunca, así es este negocio.

No sé para qué voy,
tal vez porque este día
es de lo poco que me va quedando
sólo tuyo.