sábado, 17 de noviembre de 2018

EL BESO

No fue una evocación
de ningún otro beso del pasado
ni de ningún amor de adolescencia
en un cine de barrio.

Yo te besaba a ti, al hombre que ahora eres,
con tu historia completa,
con tu edad y tu voz, tu mirada y tu rostro,
el que tienes ahora, el que yo he conocido.
Yo besaba
un jodido imposible.

Te besaba mi lengua de ahora mismo,
lo que queda de mí, si vale algo.
No era la de entonces, te besaba
con todas mis derrotas licuadas en tu boca.

Y sí, me hubiera ido
por cualquier carretera secundaria
a perder los papeles en cualquier bar de pueblo,
a escondernos en un motel oscuro
donde te habría dado mis completas edades
como si todavía fuera joven,
como si aún mi cuerpo fuera hermoso.

Nos dijimos adiós, hasta mañana,
sabiendo que "mañana" es un concepto ambiguo
-va para cinco meses de aquella despedida-.
Luego quedó en mi boca un regusto salado
de saliva y de lágrimas.